Hace ya algunos años, por ahí por los 90, visité el Restaurante El Bucanero (no se si existe aun) que se encontraba en el puerto de Sans Soucí en la costa oriental de nuestra capital.
Asumo que fue a una comida por asuntos de trabajo, quizás un almuerzo de navidad de la empresa. Lo cierto es que, aproveché para dar una vuelta por el área y de paso darme un ligero retoque en el baño. Recuerdo haber subido unos cuantos escalones cuando de repente me encontré con un cuadro colgado en una pared.
Era una fotografía impresionante con la imagen de un faro de luz que era embestido por una muy fuerte tempestad en el mar. Aquella escena dramática provocaba respecto y reverencia hacia el poderoso océano y ese admirable Faro aguantaba firme y "dignamente" la furia de su agresor, desafiando la fuerza de la naturaleza, interponiéndose como un guerrero audaz ante ella.
Instintivamente evalué la fotografía aun en mi ignorancia al respecto. Fugazmente concluí estar de acuerdo con la historia de la imagen y el ambiente marino del lugar. Los relacioné y los aprobé internamente.
Haciendo honor a mi inexperiencia, me faltó muy poco para alejarme y no curiosear de qué artista era la obra. Cuando vi la firma, sentí un fuerte estruendo en mi corazón, fue como recibir un deslumbrante rayo de luz en mi cara hasta cegar mis ojos por tal resplandor...
El artista era: JEAN GUICHARD!
Obviamente, no lo conocía! pero, lo sentí parte de mi, y desde ese momento su nombre por sí solo me contestaba muchas interrogantes que habían permanecido en mí sin respuestas, hasta ese entonces.
A mi foto no sólo le falta el valiente e invencible Farol que figura en casi todas sus obras , sino también se ausenta la furia encantadora del mar de Guichard, su belleza e inigualable pasión por lo extremo, pero con esta sencilla imagen quise recordarlo hoy y dedicarle mi amor por este arte que cada día me seduce y me hace ver la vida como una hermosa fotografía.
♥
1 comentario:
El Restaurant ya no existe, lo cual es una pena pues su ubicacion era excelente, para los que como yo, somos amantes del mar. Me gustó la historia detrás de la foto. Muy buen post, como siempre
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