Me Cuestiono...

Tenía unos cuatro o cinco años y recuerdo aquel domingo como hoy. Fuimos a visitar una amiga de mi madre que vivía cerca de un río. Grabé conmigo hasta el trayecto para llegar a su casa, un camino largo y amarillo. si, de esa tierra color barro que a veces utilizaban para los pisos de las casuchas de los campos de aquel entonces.

Con mucho cuidado pasábamos por la orilla de un enorme hueco que imagino lo veía aun mas inmenso por mi baja estatura. Era lo mas traumático del viaje a pie y aunque inocente, presentía el temor de pisar en falso y caer.

De todos modos eso no nos iba a opacar el brillo de alegría que de nuestros ojos salían al pensar en aquel río, disfrutar de sus aguas e intentar nadar.

Tan pronto llegamos y saludamos, mis hermanos (casi todos mayores porque soy la penúltima de los seis tesoros de mis padres), como Patos al agua quisieron entrar. Yo que también como ellos deseaba andar, irrumpí en llantos pues en sus planes no estaba llevarme en ese momento, pues en verdad era una gran responsabilidad.

Tantos fueron mis gritos que decidí escaparme y correr junto al río en busca de ellos, pero estos ya no estaban. Allí me vi frente aquellas aguas de fuertes corrientes, imponiéndose frente aquella pequeña desobediente.

En mi mente planeé como lo iba a cruzar para alcanzar a los demás, aun con mis pocos años y mi ligero peso me sentí segura de que lo podía lograr... pero para mi suerte sentí un repentino miedo en mi corazón y el estruendoso ruido del caudal pusieron mis pensamientos marcha atrás.

Y ahora suelo preguntarme en silencio; Qué hubiese pasado con aquella niña de haber decidido cruzar?