Ayer, celebrábamos el día de San Valentín en casa de mi padre y la verdad es que si lo hubiéramos planeado mucho, a lo mejor las cosas no salen TAN bien como salieron.
Cada una de las damas llevó una comida preparada por ellas mismas. A mi me tocaba cocinar un pastelón de plátanos maduros, pero una vez entrada en materia en ese departamento, me entusiasmé para hacer algo adicional, algo que no estuvieran esperando y los quise agradar con una lasagna a la bechamel.
En mi familia tenemos la particularidad de que siempre buscamos cualquier excusa para juntarnos y eso significa un alto grado de posibilidad de "hartura" de por medio. Somos una pandilla numerosa, así que hay que llenar la mesa con variados y deliciosos platos. Ayer no fue la excepción, todo quedó increíblemente perfecto y rico. Gracias a Dios por la provisión y porque él es quien permite que nos reunamos cada vez que podemos. Tal y como lo expresó mi hijo Erick durante la oración en la bendición de los alimentos.
Tuvimos un ambiente muy lindo, festivo, de mucha alegría e intercambio de sonrisas y conversaciones. Todo ello simboliza el amor y la unión que reina en nosotros como una pequeña sociedad que se protege así misma.
Como siempre, extrañamos a todos los que están físicamente lejos, pero ellos saben cuanto los queremos y que tanto ansiamos el poder tenerlos presente por aquí.
Como el día del amor y la amistad son TODOS los días, quiero felicitarlos nuevamente y agradecer a cada miembro de mi familia y a mis amigos por la amistad, el apoyo y su incondicionalidad para conmigo y mis hijos.
Como he expresado en otros medios, TODOS son como piezas que componen y arman este corazón que late y vive cada día, gracias a papá Dios y a ustedes.
Esta historia continuará…
♥
1 comentario:
Guayy manita!! cuantas delicias y yo tan lejos!!! Me alegra saber que la pasaron bien :)
@Sandra P.
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