Reciban bendiciones aquellos que asumieron ser Padres aun sin enjendrar, sin la intervención justiciera dieron el Pan y a todo aquellos que de inmediato el amor les brotó y dedicaron su vida en hacer florecer las de sus retoños.
A esos que les tocó ser padre y madre a la vez, amigo y confidente también. A los amorosamente estrictos y visionarios. A los que nos cargaron en sus brazos y nos durmieron y a los que nos dieron una merecida pela también.
Felicidades por haber marcado la diferencia entre otros que esperaron estar cerca de la muerte para reconocer que se perdieron del placer de amar y ser amados, y lo peor de todo...de nunca haberse ganado el derecho de ser llamados: Papá!.
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