depositando savia y sal,
con mi barbecho al hombro,
de entre mis dedos de hinojos.
Arrepentido a ratos cuando miro mis manos,
de siembro y siembro,
de rasco y rasco,
mis manos fatuas;
esas que nos dan frutos!
Manos de acero de escorpión en duelo,
manos de batalla, forjadas en el fuego,
que no saben de tu cuerpo hacerte llegar al cielo.
Manos malditas!
que no saben prodigarte una caricia,
pero que construyen puentes,
transforman la madera, que barbechan la tierra.
manos de fuerza, de sangre llenas,
manos que han ido sembrando por entre las veredas,
lindas flores para que los amantes las corten y se amen;
haciendo letras para que ellos las enamoren a ellas,
creando sueños para las doncellas,
haciendo telas,
para que se envuelvan y sueñen despiertas.
Mis manos,
manos infecundas que cuando anduvieron tu cuerpo
no hablaron, no cantaron la alegría de sus adentros.
Se quedaron frías, atadas,
manos de acero perplejo.
A dónde iré mañana cuando te vayas?
Seguiré solo,
seguiré siendo,
Sólo,
El Sembrador…
Foto: Angela Guichardo
Poesía:Fuente
♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario