Más allá de la estrella, del personaje aparatoso y blanco de toda clase de acusaciones, Michael Jackson fue para mí, mi niño consentido y por quien siempre sentí muchísima compasión a pesar de que a simple vista le conociéramos en medio de tanta abundancia material. No tenía dudas que detrás de todo el brillo, la fama y las excentricidades, existía un ser humano cuya edad le fue le robada, mutilada, comercializada.
Creciendo de prisa por fuera, pero por dentro se mecía en un columpio entre aplausos y escenarios, entre gritos eufóricos y atenciones complacientes sin límites, quizás. Carentes de sinceridad, seguro que sin la más mínima sinceridad mas que aquella que en la que se cuelgan los sedientos de fama, los de querer llamarse amigos, los que proponen, los que desvían, los que abandonan al final.
Michael no pudo pasar por la vida como yo, como aquel o como cualquiera. El mismo Dios que nos juzga y que lo habrá juzgado a él, le regaló su increíble talento, su genialidad, su sensibilidad, sus virtudes, sus defectos, sus temores, sus complejos. Tenía que ser grande su estrella, pero le fue difícil como a cualquiera le hubiese sido, respirar en un mundo donde sientes que nadie te lleva de la mano.
Ansiaba conocerlo! Lo admiraba, pero sin llegar a la idolatría, y el día que anunciaron su muerte lo creí una mentira. Creo que así ha sido hasta ahora, una mentira! Su legado musical, su dolor por la madre tierra y todo buen recuerdo que pudo dejar en sus fans, todo este sentimiento generado desde su niñez, no ha muerto.
El quedó inmortalizado en los muchachos que imitan sus bailes, los artistas novatos, callejeros, soñadores de su grandeza en donde cada día o noche reencarna. Así como en este chico que me encontré en la zona colonial, esperando un público que por causa de una inesperada lluvia, corrían tras una guarida mientras él quedaba solo, cobijado en una columna de la Catedral con su "performance" suspendido, sus rizos empapados de agua y el maquillaje casi derretido.
"No era su noche", eso dijo, pero se reía de él mismo. También nos hizo reír. Le dije que TODO cuanto pasa, es necesario porque está decidido por Dios. Esa noche, mi compañero fotógrafo y yo, fuimos instrumento del Creador para hacerle al frustrado artista, "su noche".
El me regaló la oportunidad de estar cerca de mi admirado y consentido "niño" y nosotros con nuestras cámaras y flashes, le agradecimos tal privilegio con una sesión de imágenes.
Definitivamente, ese rato tan divertido y agradable me hizo sentir que verdaderamente: MICHAEL VIVE!
♥
2 comentarios:
Gracias, Angelita por tus bonitas palabras.
Para mi es motivo de alegría recibir tu agradable visita, fuiste la primera persona que dejó un comentario en mi blog (Hace ya casi tres años) y por eso te recuerdo siempre con mucho cariño.
Dios te guarde.
Abrazos.
P.D. Michael Jackson fue un grande y lo seguirá siendo.
Fotos y escrito, Chulísima la entrada!
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