Hace poco más de un año, me encontraba en Salinas, Baní. Andaba con dos amigos y
nuestros equipos de fotografía buscando ser testigos de la aparición del sol en
aquel hermoso lugar. Coincidimos con otros
hombres que seducidos también por el encanto del bello gesto de la naturaleza
nos reunió fortuitamente a la misma hora, el mismo escenario e igual pasión.
Nos saludamos tímidamente y proseguimos cada grupo por su
rumbo. Ellos se nos adelantaron a las
dunas, allá volvimos a rencontrarnos. Aparentemente, decidieron no adentrarse mucho
por la ardiente temperatura de casi ya mediodía, pero nosotros, por nuestra
parte, queríamos aventurarnos un poco más
y cruzar todo el desierto hasta llegar a la playa.
No volvimos a ver a nuestros colegas, obviamente ya se
habían marchado. Días después encontramos
una bella foto publicada en Facebook, donde se veían diminutas imágenes de cuatro
aventureros en medio de aquellas colinas de suave arena. Johnny, Rafael, la
guía de Medioambiente y yo.
Con el agradecimiento por tan bella foto, inició mi breve
pero afectuosa amistad con Luis Eric Hernández y sus compañeros de viaje.
Hoy que llego cargada, con un sinnúmero de asuntos por resolver,
encarando las vicisitudes del día, los atropellos y el cansancio, creí estar
desmoronada, pero al enterarme de la partida física de este mundo de Luis Eric,
he sentido una gran conmoción en el alma, abatida por esta triste noticia, con un sentimiento de impotencia, de
profundo dolor y hasta de culpa.
No era una amiga tan cercana y cuanto lo lamento, pero su cariño y la distinción
con la que en las pocas veces que compartimos me dispensó, más aquellas
palabras de admiración hacía mis intentos en la fotografía, hizo que este
hombre, tan activo, tan entusiasta por las cámaras, la naturaleza y las aves,
calara a los niveles de estima y afecto con el que correspondo a las personas
queridas.
Que triste me siento por esta partida tan inesperada! Dónde
estabas amigo? Por qué no me escribiste para preguntarme algo de Photoshop? O para
fotografiar una vez más la luna?.
Siento mucho no haberte escrito para saber en
qué mundos andabas y por qué ya no compartía
tus bellas fotos con nosotros. Lo siento
tanto, Luis Eric. No hay palabras para expresar el sentimiento de una despedida
como esta.
Dondequiera que estés, quiero expresarte mis afectos, mi
gratitud por el honor de tu amistad, por los mensajes de ánimo, por las escasas,
pero agradables llamadas para contarme de los Zumbadores del Botánico.
Gracias,
por compartir la pasión de la fotografía, la bella excusa para encontrar seres
humanos como tu en la ruta. Gracias por tu desprendimiento y permitir aun sin
yo pedírtelo, que la tarde del 19 de marzo mi humilde cámara vistiera por
primera vez un lente como el de la tuya, así a través del visor y aquel 300mm
pude ver más de cerca la bellísima luna que posaba para nosotros.
Gracias infinitas hermano, por el cariño
manifestado en tan poquito tiempo. Te extrañaremos, por eso vivirás para siempre.
Ahora
descansas en los brazos de tu Padre, el infinito para consolar, para entender,
para amar y absolutamente inmenso para perdonar.
Hasta siempre, amigo!
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