Una vez, siendo
niña escuché a un adulto decir: “No tengo tiempo”. Fue una frase que verdaderamente
me impactó, quizás por no poder entender lo que significaba. Tal vez por mi
incredulidad ante tal expresión. ¿Cómo alguien no podía tener tiempo?
¿Qué es no tener
tiempo? Me pregunté mil veces sin atreverme a hacer la pregunta a los grandes.
Trataba de buscar la respuesta dentro de mis días y no la hallaba.
Es que mis días
eran largos y claros, la noche tardaba en llegar y tan pronto entraba también
me daba el tiempo para jugar con una turba de amigos que florecían con más
viveza después de las seis de la tarde cuando nos reuníamos en el parqueo de
nuestros edificios.
(Pausa) Pensando en
esos juegos me doy cuenta que le he ganado a mis hijos en cuanto al tiempo,
creo que he vivido más la diversión de esos años mozos que ellos mismos a su
edad hoy. Nunca los he visto jugando al “loco paralizado”, y esperar la bondad
de un compañero para romper el encanto. Tampoco los vi esconderse y
escabullirse en un matorral hasta ser descubiertos, como yo lo hice jugando a
las escondidas.
Los juegos iban y
venían, al dichoso tiempo lo montábamos en carritos de tablas con ruedas de
bolas de acero, así transcurría el reloj de mi vida.
No todo era chanza
y alegría, también tenía “problemas”. Siiii, claro! Mi problema mayor era ir a la escuela, los exámenes, las
matemáticas… pensar en eso sí me arrebataba el tiempo, pero aun así, con toda
angustia y cierto ánimo, asistía puntual y sin falta a mis labores. Cuanto
deseaba que pasara el tiempo! Hacerme grande, trabajar y ser independiente.
Después de mis
quince años todo pasó de prisa. De repente ya tenía veinte, veinticinco, treinta,
y más y más, y hacía rato con tenía empleo
y hasta hijos. ¡Cuánto he vivido!
A mis pasados
cuarenta (con menudos) y a mi estado de salud, sigo preguntándome qué es el no
tener tiempo. Quise descubrirlo
confrontando mi agenda y quizás se asemeja a la de muchos.
No tener tiempo es:
Planificarse mal. Poner
por encima tareas que pretenden reemplazar la vida.
Proponernos metas
para vivir en el futuro y olvidar el ahora.
No tener tiempo es no
saber priorizar de acuerdo a la brevedad de la existencia.
Se es demasiado
arriesgado cuando se cree en poder dejar para después el presente.
Esperar lograr algo
para luego “ser feliz” como si los seres humanos fuésemos saciables.
Se queda sin tiempo
quien no dice lo que siente y calla. Quien pierde un minuto para amar y
perdonar.
No hay tiempo para
el que se lamenta, y cultiva una negatividad que le ciega.
No tienen tiempo de
avistar el abismo los que maltratan desde su gloria y poder.
Los que lastiman y
creen que el cuerpo dura para siempre y peor los que piensan que no existe
castigo del cielo.
Aunque el reloj de
un enfermo lo ponga contra la pared, se abre una brecha en un corazón ajeno para
dedicar una plegaria, una palabra de esperanza y de consuelo.
No tener tiempo es no
detenerse a abrazar y reconocer el valor del otro.
No tener tiempo es
perderlo. Es no emplearlo en hacerles bien a otros en el justo momento que crees
no tenerlo.
♥
2 comentarios:
Hola, Angela:
Gratamente sorprendido de volverte a ver por mi casa, fuiste la primera persona que dejó un comentario en mi blog y eso no se me olvida, aunque "Por falta de tiempo" no te visite más a menudo.
La modernidad nos ha quitado el tiempo que antes teníamos de sobra.
Un gran abrazo, estimada amiga.
Gracias, Rafa. Tan lindo como siempre. Un placer!
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