Foto: Angela Guichardo |
No quiero esperar a que mis piernas ya no tengan fuerzas para sostenerme, ni el dolor de los años las limite a andar. Quiero vivir entre flores y nidos de aves. Rodeada de Lirios y Margaritas, mojar mis pies con el rocío frío de la mañana. Que mi mundo se torne verde con olor a Pino, el bullicio de la ciudad lo reemplace el cantar del gallo. Que me despierten los pajaritos y que se posen en mi ventana a comer del pan que les ofrezco. Pintar con los colores de las Trinitarias, mi camino. Contar las Estrellas desde mi colchón de hierbas y buscar a Dios entre las nubes blancas. Encontrar en El la libertad soñada. Quiero tener los ojos abiertos cuando el día despierte y seguir con la mirada el ascenso del Sol, guardar en cada sorbo de café sus rayos de luz. Que me seduzca el viento y el horizonte azul. Hilar las montañas que sus cumbres altas y bajas pintan la obra más grandiosa de un artista. Yo quiero sentir el olor a tierra y a pasto. Yo quiero alcanzar un ruiseñor para besarlo y soltarlo. Que me alimente la brisa y el manjar jugoso de cada fruto que recojo a mi paso por el inmenso campo. Quiero morir con cada hoja que se desprende y volver a nacer cuando se abran los pétalos de las rosas. Anhelo ver el día marcharse con sus cálidos colores, y vestirme de alba para irme con él.
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