05 agosto, 2014

Visitando nuestra gente y nuestro pueblo.

La visita de mis hermanos Bernardo y Julio (Yuyo) aconteció para llenarnos de alegría y para ratificar nuestro amor y apego por los valores familiares con los que nuestros padres nos formaron.  Todos los días que estuvieron aquí con nosotros los pasamos celebrando el estar juntos y compartiendo cada minuto que nos permitiera el tiempo después de las responsabilidades de trabajo.

El sábado 2 fue uno de esos hermosos días que quedan para siempre en nuestra memoria,  pues,  entrada la tarde decidimos ir a nuestro pueblo natal, Monte de la Jagua. A pesar de que tendríamos pocas horas para estar allá, pudimos hacer todo cuanto pudimos, especialmente visitar a nuestros familiares y amigos de toda la vida.

Nuestro punto de reunión fue la antigua casa mis padres, de donde todos partimos una vez hace aproximadamente cuarenta años. Esa casa que aunque ya ha cambiado mucho físicamente, su esencia en sí sigue trasladándonos al recuerdo más bello y especial que fue nuestra infancia en el campo. No hay un detalle, un espacio o un árbol que por más nuevo o distinto que sea, no nos haga visualizar el ayer y remontarnos a esos momentos irrepetibles  que quedaron inmortalizados para siempre en nuestro corazón como un tesoro valioso que siempre llevaremos bien resguardado.

Recorrimos juntos una vez más el platanal, una siembra hermosa compartida con matas de yuca y otros frutos que mi hermano Chago y su familia le han dado continuidad. Cada paso que dimos nos fue haciendo pequeños en el tiempo y grandes en la emoción de abrazarnos y sonreír no solo para las fotos sino también para la vida a la cual hoy agradecemos por lo mucho que nos ha dado.

Mi padre, que casi nunca está dispuesto para salir por sus quebrantos de salud causados ya por su larga edad, esta vez no quiso perderse nuestra visita al campo (que ya no es tan campo), gesto que nos hizo muy felices porque sería como un regalo tanto para él como para nosotros el poderlo reunir con las únicas dos hermanas que le quedan; tía Nena y Octavia.

A partir de que mi padre se animó a acompañarnos, nuestras expectativas se concentraron en ser testigo del momento en que él y sus hermanas se vieran de nuevo aunque solo fuese por breves minutos. Cada uno de nosotros esperaba con ansias ver la cara de los tres y cuando eso pasó, los minutos fueron intensos, emocionantes y cargados de sentimientos encontrados y no era para menos. Estuvieron con nosotros en la sala , mis primos José y Moma con quienes compartimos las lágrimas y las risas.

Pasamos también por la casa de mi tío Chiche (fallecido) también hermano de papi. Ahí nos dimos un fuerte abrazo con mi prima Elsa, el primo Pedro y su mamá Linda. Convivimos por esos instantes un ambiente súper especial, mientras se unía a nosotros nuestra prima Luchy (hija de tía Nena). Hablamos, recordamos anécdotas del pasado, nos reímos, nos lamentamos el no frecuentarnos más, pero en fin, disfrutamos ese presente por todo el tiempo que no podemos pasar juntos por cuestión de distancia.

Volvimos a la casa de mi hermano Chago, mi cuñada Ana y mis sobrinas, ya casi se acercaba la hora para despedirnos, pero tuvimos unos minutitos más para saludar y abrazar a mis queridos “tíos” Nena y Fausto, a quienes queremos como tal porque fueron nuestros vecinos más cercanos por muchos años y donde luego de mudarnos a la capital, su casa fue mi casa por muchas vacaciones, las mejores que recuerdo.

Fuimos también a donde la siempre recordada doña Eladia (fallecida) y saludamos a Dolores, Güiso, además de Víctor y Librada. No se nos quedó mi primo Eligio (sobrino de mi mamá) y nuestra amiga de siempre, Victoria. 

Todos los que nos conocen y con quienes compartimos el mismo lugar de nacimiento saben que estas son personas hermosas, sanas y muy amadas por todos nosotros. Lástima que no pudimos seguir visitando más amigos y familiares porque la noche se acercaba y no queríamos estar tan tarde en la carretera.


Finalmente regresamos a casa con un tránsito tranquilo y viable por lo que agradecimos a Dios por traernos  bien a nuestras casas y sobre todo por el regalo de otro maravilloso e inolvidable día. Más fotos:
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