31 enero, 2010

Haití

Para muchos, hablar de Haití en estos momentos es tal vez redundar más de lo mismo. Puede que sea así porque no creo que exista una imagen o una nueva noticia que nos impacte tanto como todo lo que ya hemos visto o escuchado de ellos después del terrible terremoto que los sacudió.

Aun así es preferible seguir comentando las mismas realidades para que Haití no quede en el olvido en el momento que más nos necesitan. A diecisiete días del desenfrenado sismo hay aun mucho dolor, muchas carencias, mucha desesperanza y lo peor es que faltan muchísimos años para que ellos se recuperen o se adapten a vivir sin lo perdido, sus familias, sus amigos, sus casas, su confianza, etc.

Mi cuñado que es haitiano, ha estado trabajando arduamente en pro de su pueblo y con su labor está muy comprometido a que las ayudas internacionales lleguen a sus compatriotas damnificados y a través de la misma organización proveer las condiciones básicas al personal que se encuentra dándoles la mano.

Antonio me trajo estas fotos de sus constantes visitas a Haití en esta semana y aunque no pueda detallarlas individualmente, creo que en definitiva no será necesario, puesto que es muy visible el nivel de destrucción, deterioro, escombros, dolor, miedo, pánico y angustia que se vive allí, pero también se puede notar que hay voluntad de querer ayudar, el sentimiento de empatía y de colaboración para que los haitianos puedan salir adelante, hay mucha gente que se ha desprendido desinteresadamente de algo para aportar y eso es reconfortante.

Mi reconocimiento para todos los héroes anónimos que cada día se suman y llegan a Haití desde diferentes partes del mundo a compartir sus conocimientos, a consolar o simplemente a dar de lo que tiene para los muchos que se han quedado sin nada.



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