No se con cuanto tiempo de antelación había confirmado mi participación en el safari fotográfico “Cibao Adentro” de Manso Fotogrú. No se cuantas veces le pregunté a Orling Domínguez si iría e igual ya había insistido con Shiro Ariyama y habíamos quedado de acuerdo en que tanto mi amiga como yo nos iríamos con él en su vehículo.
Una vez más la hora de encuentro era a las 5:30am del domingo, por lo cual “supuestamente” ajusté la alarma de mi BB para que me levantara con suficiente tiempo para arreglarme y ordenar algunas cosas que llevaría porque la noche anterior había estado en Licoln Road festejando el cumple de Darío Martínez y salí de allí a eso de las 12:20am, con un sueño terrible!
Cuando llegué al parqueo de mi sector, no sabía de qué se trataba el tumulto que encontré frente a mi casa y al apartamento de Papi. De inmediato me di cuenta que mi hermano Julio Armando que está de visita desde USA y un grupo de amigos que hacía tiempo no veía, habían improvisado una fiesta a nivel de Perico Ripiao y todo!
No tuve más opción que compartir un rato con mi familia y los amigos a pesar de lo cansada que estaba y del compromiso de levantarme temprano que me aguardaba a escasas horas de ese mismo día.
Me disculpé con ellos para “abandonar” e irme a acostar, pero todavía eran las 2:00am y yo, aunque ya en la cama, seguía despierta pues aun se sentía movimiento de gente por el frente de la casa.
No sé si la alarma en verdad funcionó, no sé si la escuché y la apagué para que no molestara y en los famosos 5 minutos que siempre pide el cuerpo me quedé rendida hasta que a eso de las 5:38am en medio de un profundo sueño recibí la primera llamada de Orling preguntándome donde yo estaba.
Ay Dios mío! Yo todavía estaba en la cama y casi no podía ni articular bien una respuesta para darle a Orling pues, creo que no me había despertado por completo. Le dije inconcientemente que estaría allí en unos 7 minutos (caso imposible) y como todo en la vida se esmera después que casi estoy lista llamé un taxi y no había ninguna unidad disponible para esa hora. Volvieron a llamarme para decirme que ya se iban. Oh my god! No me dejen!!
Finalmente, Orling, Shiro y Guillén fueron TAN pero TAN amables, compasivos, mansos y generosos que me pasaron a recoger mientras el grupo ya partía en caravana rumbo al Cibao.
Desde la capital hasta Bonao no me libré de las indirectas del Japonés quien insistía en que me sintiera culpable de que el amanecer nos había sorprendido en plena capital y no en Villa Altagracia por lo menos…Obviamente, todo un relajo por parte de Shiro, pero en verdad sentí mucho el que ellos tuvieran que desviarse por mi incumplimiento involuntario, pues cuando tengo este tipo de actividades soy la primera que está despierta, ansiosa porque que llegue la hora.
Continuará...
`
1 comentario:
Hola, Angie:
Espero te vaya muy bien en el safari y luego nos cuentes de tus experiencias vividas.
Ojalá en la próxima no te agarre el sueño.
Abrazos.
Publicar un comentario