23 mayo, 2012

A Terapia!




Llegué con muchísimas expectativas a la Plaza de la Salud el pasado lunes,  iniciaba un ciclo que por primera vez experimentaba, pues se daría inicio a lo que la Fisioterapeuta me  indicó por escrito durante la pasada evaluación y consulta.  Se trata de  una serie de Terapias que con éxito devolverán la movilidad habitual a mi mano y específicamente al Pulgar que aun está ligeramente resentido y parcialmente rígido.


Sin tener idea de cómo me iban a tratar o qué cosas tendría que hacer como primer ejercicio para empezar a despojar el huesito de la rigidez, arribé llena de inquietudes  y algo temerosa a la gran sala de terapias del centro hospitalario.

Pregunté: Quién es Leslie?  Y me contestaron: ″Siga ese pasillo, cuando vea una chica morena, esa es Leslie”.

Efectivamente, Leslie se encontraba allí, ejerciendo su trabajo con algunos pacientes, los que desde ese día son mis nuevos compañeros de travesía.

Inmediatamente me acerqué a Leslie un poco insegura por ser la primera vez que estaba allí, al verla con la ecuanimidad que me  recibió, algo poco común en estos días,  me di al cuenta que ella era ”diferente”, por decirlo de alguna manera. 

Escuché su suave voz y recordé  por la forma en que con tanta empatía me hacía algunas preguntas sobre mi fractura, esas escasas experiencias que inmortalizan un servicio al cliente memorable.
Me invitó a sentarme para continuar con la atención a los que habían llegado primero y en pocos minutos no fue atendiendo simultáneamente a cada cual con el rigor de su tratamiento particular.

Aunque los 4 pacientes que estábamos allí compartíamos una dolorosa razón en común que nos había citado ante una terapista, reinaba un buen ambiente y hasta mucho sentido del humor, lo que me hizo dar cuenta de una vez que yo era  ”la nueva”, pues mis compañeros por lo avanzada de sus sesiones ya se han hecho un grupo sociable muy ameno e identificado con cada uno. Obviamente,  al ver tan agradable atmósfera yo empecé a sentirme cómoda y menos preocupada, sin dejar de observar a Leslie en lo centrada y elegantemente erguida que trabajaba.

 Me inquieté  enseguida cuando vi como de repente sufría el varón del grupo a quien ella le estiraba su mano con los ejercicios.  Me preguntaba si me tocaría lo mismo y si me mantendría tan firme como ese chico que aunque en su rostro denotaba el dolor, se aguantaba y hasta relajaba para desviarse el mismo la atención.

Cuando me tocó me turno supe que todo esto se trata de iniciar una rutina que irá cambiando y ”empeorando”  a medidas que se vayan completando las sesiones.

A ver, les cuento como iniciaron las mías: Lo primero es lavarse las manos y luego me pasaron algo que es mi paso favorito, un baño de Parafina, aunque es un agua espesa que cae muy caliente en mi mano, me encanta como de repente se va formando una capa suave de cera casi color rosa que me recuerda las muñecas plásticas que me compraban y lo mas reciente, la película ”La Piel que Habito” de Almodóvar. 

La cera va endureciendo lentamente, me  envuelven la mano en un papel y posteriormente en una toalla con la cual debo reposar unos 10 o 15 minutos mientras atienden otros pacientes.

Cumplido el tiempo, me quitan la toalla, el papel y la cera aun blanda. La sensación de frescura e hidratación de la piel es súper agradable y ya desearía yo sentirla así en todo mi cuerpo, hasta le sugerí  a Leslie a modo de chiste, claro, que me la aplicara la parafina en la cara y en la otra mano.

Los dos primeros días me pusieron  a jugar con la cera, a apretarla con el dedo afectado hasta que esta finalmente se vuelve dura, luego  la sustituyen  por una masilla que sigues moldeándola con una sola mano y haciendo que tus dedos se vayan ejercitando.  Hoy en cambio, me  prestaron un balón de  goma mas firme así mi dedito se va adaptando al nuevo grado de ″dificultad″.

Finalmente, recibo un masaje con una crema y Leslie va haciendo movimientos circulares con mi dedo y el área resentida.  Hoy me hizo un poco mas de fuerza, empujar, resistir mientras empujaba mi dedo, etc.

Así se va desarrollando todo, y podría decir que aun con todo y dolor, pasamos un buen momento.


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