27 mayo, 2012

A mi Madre...

Foto: Angela Guichardo


Veintiséis años buscando una palabra para describir tu ausencia en mi vida...Seguiré tratando, a lo mejor, en mis intentos por descubrirla me encuentre frente a ti como he deseado cada día.

23 mayo, 2012

A Terapia!




Llegué con muchísimas expectativas a la Plaza de la Salud el pasado lunes,  iniciaba un ciclo que por primera vez experimentaba, pues se daría inicio a lo que la Fisioterapeuta me  indicó por escrito durante la pasada evaluación y consulta.  Se trata de  una serie de Terapias que con éxito devolverán la movilidad habitual a mi mano y específicamente al Pulgar que aun está ligeramente resentido y parcialmente rígido.


Sin tener idea de cómo me iban a tratar o qué cosas tendría que hacer como primer ejercicio para empezar a despojar el huesito de la rigidez, arribé llena de inquietudes  y algo temerosa a la gran sala de terapias del centro hospitalario.

Pregunté: Quién es Leslie?  Y me contestaron: ″Siga ese pasillo, cuando vea una chica morena, esa es Leslie”.

Efectivamente, Leslie se encontraba allí, ejerciendo su trabajo con algunos pacientes, los que desde ese día son mis nuevos compañeros de travesía.

Inmediatamente me acerqué a Leslie un poco insegura por ser la primera vez que estaba allí, al verla con la ecuanimidad que me  recibió, algo poco común en estos días,  me di al cuenta que ella era ”diferente”, por decirlo de alguna manera. 

Escuché su suave voz y recordé  por la forma en que con tanta empatía me hacía algunas preguntas sobre mi fractura, esas escasas experiencias que inmortalizan un servicio al cliente memorable.
Me invitó a sentarme para continuar con la atención a los que habían llegado primero y en pocos minutos no fue atendiendo simultáneamente a cada cual con el rigor de su tratamiento particular.

Aunque los 4 pacientes que estábamos allí compartíamos una dolorosa razón en común que nos había citado ante una terapista, reinaba un buen ambiente y hasta mucho sentido del humor, lo que me hizo dar cuenta de una vez que yo era  ”la nueva”, pues mis compañeros por lo avanzada de sus sesiones ya se han hecho un grupo sociable muy ameno e identificado con cada uno. Obviamente,  al ver tan agradable atmósfera yo empecé a sentirme cómoda y menos preocupada, sin dejar de observar a Leslie en lo centrada y elegantemente erguida que trabajaba.

 Me inquieté  enseguida cuando vi como de repente sufría el varón del grupo a quien ella le estiraba su mano con los ejercicios.  Me preguntaba si me tocaría lo mismo y si me mantendría tan firme como ese chico que aunque en su rostro denotaba el dolor, se aguantaba y hasta relajaba para desviarse el mismo la atención.

Cuando me tocó me turno supe que todo esto se trata de iniciar una rutina que irá cambiando y ”empeorando”  a medidas que se vayan completando las sesiones.

A ver, les cuento como iniciaron las mías: Lo primero es lavarse las manos y luego me pasaron algo que es mi paso favorito, un baño de Parafina, aunque es un agua espesa que cae muy caliente en mi mano, me encanta como de repente se va formando una capa suave de cera casi color rosa que me recuerda las muñecas plásticas que me compraban y lo mas reciente, la película ”La Piel que Habito” de Almodóvar. 

La cera va endureciendo lentamente, me  envuelven la mano en un papel y posteriormente en una toalla con la cual debo reposar unos 10 o 15 minutos mientras atienden otros pacientes.

Cumplido el tiempo, me quitan la toalla, el papel y la cera aun blanda. La sensación de frescura e hidratación de la piel es súper agradable y ya desearía yo sentirla así en todo mi cuerpo, hasta le sugerí  a Leslie a modo de chiste, claro, que me la aplicara la parafina en la cara y en la otra mano.

Los dos primeros días me pusieron  a jugar con la cera, a apretarla con el dedo afectado hasta que esta finalmente se vuelve dura, luego  la sustituyen  por una masilla que sigues moldeándola con una sola mano y haciendo que tus dedos se vayan ejercitando.  Hoy en cambio, me  prestaron un balón de  goma mas firme así mi dedito se va adaptando al nuevo grado de ″dificultad″.

Finalmente, recibo un masaje con una crema y Leslie va haciendo movimientos circulares con mi dedo y el área resentida.  Hoy me hizo un poco mas de fuerza, empujar, resistir mientras empujaba mi dedo, etc.

Así se va desarrollando todo, y podría decir que aun con todo y dolor, pasamos un buen momento.


19 mayo, 2012

Disfrutando los detalles...


Hoy, mi día comenzó un poco fuera de lo común. Le dije a mi hijo Daniel que lo llevaría al trabajo porque estaba lloviendo y porque  la noche anterior él me lo había pedido de una manera  sutil como para que no me sintiera comprometida ya que él sabe cuanto me gusta  quedarme un poco más de tiempo en la cama si no tengo que ir a la oficina.

Nos fuimos tempranito, las calles lucían despejadas, pensé que un día como hoy sábado, antesala del día de votación, los ciudadanos estarían mas activos, pero la lluvia definitivamente hace que mucha gente se quede en casa.

 Los dominicanos tendrán este domingo 20 la oportunidad de elegir un nuevo presidente con el sufragio en las urnas. Yo me abstengo de ese derecho desde hace unos años atrás. Puede que esté asumiendo  una actitud errada, pero en verdad no me mortifica. La política que se practica en mi país no es algo de lo que me deba sentir orgullosa y mientras esas acciones me hagan pensar que no vale la pena, no voy a invertir mi tiempo en un centro de votación creyendo en promesas de campañas  y redentores fantasmas.

 Siguiendo el recorrido, la mañana era de unos de esos despertares que se prestan a desear pasarse en día entero en casa, acurrucada bajo las sábanas, desayunando con un chocolatito caliente, tostadas, etc.  Pero yo no, yo estaba rodando para dejar a Danny y quizás hasta quedarme un rato trabajando, pero finalmente decidí solo dejarlo y seguir mi camino.

Iba en dirección a casa, pero al pasar por una Panadería y Repostería y ver  que estaba abierta a esa hora tan temprana,  me dejé seducir por un rico Cappuchino que de vez en cuando me tomo allí,  y por qué no?, un antojito de un Croissant relleno de queso crema.

Me senté un momento y tras el cristal veía que la lluvia era cada vez más fuerte, en el lugar sólo estaban los empleados,  otro cliente y yo.  Era divertido estar allí, la sensación era divina, pero en cuanto pude salir de La Baguette, encendí mi carro y me fui.

Parada en la luz roja de un semáforo  de nuevo en dirección a casa,  volvió a llamar mi atención que las vías eran idóneas para un paseo por la ciudad y disfrutar un poco de ella bajo el torrencial aguacero y aprovechar las pocas veces que  veo  la capital tan desolada.  Así que, doblé a la derecha  y decidí bajar toda la avenida Abraham  Lincoln hasta llegar derechito al Malecón.

 Mientras iba conduciendo, me iba lamentando el no tener conmigo una de mis cámaras, pues el cielo estaba tan espectacularmente nublado que hubiese querido tomar unas cuantas fotos para acompañar esta entrada.

Al llegar al malecón finalmente,  noté como era de esperar,  que el mar estuviera  muy picado. Su  bella y acostumbrada  tonalidad azul  luchaba contra sus corrientes sucias por no contagiarse, pero la fuerte lluvia y el viento hacían alejarle la intención. 

De todos modos, a mi me parecía hermoso así, hasta quise estacionarme un momento para contemplarlo detenidamente, pero no hubo chance, pues algunos camiones de carga procedentes del puerto de Haina aprovechaban también la mañana para tomar carretera, por lo que la lluvia, el tráfico más activo de esta popular vía costera demandaba de mi parte un poco más de precaución.

Pasé los grandes hoteles, el Obelisco, la Plaza Juan Varón hasta subir a la Zona Colonial.  Me dirigí hacia la calle Padre Billini, luego Las Damas, después La Mercedes, crucé la Santomé y así hasta llegar a la 30 de Marzo y volver a tomar ruta para arribar definitivamente a mi hogar.

Mi hijo Erick aun dormía, yo había llegado satisfecha y renovada gracias al paseo, aunque algo ansiosa por hacer algunas fotos, pero este clima no es muy amigo de ni de las cámaras ni de los fotógrafos, por lo que unas fotos caseras nunca caen mal para poner en práctica la creatividad y el ingenio de componer.

Recordé que había comprado en Amazon algunos adornos para la casa y recientemente me habían enviado un email solicitando un feedback de las compras. Me pareció una excelente oportunidad para hacerle fotos a esos elementos e incluirlas en mi mensaje de satisfacción como una retribución al buen servicio del suplidor.

Las imágenes que ven a continuación son el resultado de esa composición que comenzó a rondar por mi mente una vez se encendió el bombillito de las ideas en el cerebro.
Foto: Angela Guichardo/Derechos Reservados
Foto: Angela Guichardo/Derechos Reservados
Mas tarde,  luego de comer un rico almuerzo, preparé un cafecito,  y cuyo aroma quise dejar plasmado a través de esta foto para compartirla  con ustedes.  Espero que les llegue y les sepa tan rico como a mí…   

Para concluir, solo deseo expresar y si es posible contagiar la felicidad que se siente al poder disfrutar de pequeñeces como las que hoy, Dios me permitió vivir.  

15 mayo, 2012

La Revancha...

Foto: Jorge Araujo

En mi afán por querer ser un buen padre, he adquirido la manía de no dejar asuntos pendientes que deban mis hijas luego saldar. En buen dominicano: “esa no se la vengan mis hijas” es por eso que te envío la foto del flan de coco, en represalia a tu “delicia de chinola”.  Misma que al igual que otros también agradezco hayas compartido, pese a la frustración de no poder introducir la mano en la pantalla del monitor para apropiarme de una pequeña porción.

 Es posible que en mi agradecimiento, como en esos postres agridulces hechos a base de cítricos, también se diluya alguna que otra veta de rencor. No obstante, doy por terminada mi revancha, ya que no pretendo instaurar una guerra foto-repostera.


 Mi declinación dista de ser caballerosa, lo hago para astutamente zafarme de un duelo en el que de ante mano sé llevo las de perder dada tu superioridad fotográfica y tu innegable talento culinario.
 
P.D.: eso es para que veas como son las cosas, una muchacha que agarra y hace así y publica inocentemente su delicia tropical y viene un señor que vive por allá por casa el diantre y se lo coge personal…



Jorge Araujo

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Me reí muchísimo con este mensaje que recibí de un gran amigo en la distancia y en referencia a mi entrada: Delicia de Chinola.

Jorge es alguien a quien considero muy especial,  pues se ha ganado con breves líneas que hemos compartido anteriormente, mi respeto y admiración. El es poseedor de un don que sin maldad le envidio. ( Espero que no se esté enterando por este medio. jejeje) 

Jorge tiene un talento exquisito  para escribir, pero escribir de una forma tan audaz, tan seductora que te atrapa desde el inicio porque él hace buen uso de la magia, la magia que tiene el autor de transmitir con sus relatos o sus cuentos, historias maravillosas que además de provocar una erupción de sentimientos, te inserta a vivir y a ser parte de ellas.

Lamento no haber probado ese flan, porque sé que lo hubiera disfrutado tanto como lo hago con tus escritos. De todos modos: Gracias, Jorge por esta bellísima e inesperada revancha que espero siga provocando una cadena de dulcísimas guerras. 

Angela Guichardo

12 mayo, 2012

Delicia de Chinola...

Una de mis frutas favoritas es sin dudas la Chinola, Passion Fruit o Maracuyá como le dicen en otros países. Hace ya un buen tiempo fui a Pala Pizza y luego de terminar el almuerzo decidí probar uno de sus postres, su menú ofrece uno que se llama Delicia de Chinola, así que la elección fue como amor a primera vista.

Quedé super encantada con el dulce, estuvo tan rico que me quedé con deseos de repetir, pero lo dejé hasta ahí, prometiéndome que investigaría como se hacía para prepararlo en casa y compartirlo con toda la familia.

Debo darle el crédito a la página de Verónica Rebata que fue donde encontré la receta con los pasos más fáciles con los cuales me orienté para hacer el postre que por tantos días me tenía la boca agua y con muchas ganas de volver a saborearlo.

Vamos a empezar con los ingredientes y te contaré tal cual fui armando todo y la cantidad de elementos que usé para lograr suficientes para degustar con mis visitas y familiares. Espero que te animes a hacerlo!

Ingredientes:
1 Paquete y medio de Galletas dulces María
2 Latas de Leche Evaporada
2 Latas de Leche Condensada (405gm)
6 Chinolas
4 Chucharas de Mantequilla
1/4 Taza de Azúcar
1 Pizca de Sal

Cómo lo hice?

1er. Paso
Tritura las galletas (Puedes usar la licuadora, un tritudador o colocar las galletas en una funda y pasarle un rodillo. Una vez molidas, derrite la mantequilla en el microondas o la estufa y únelas con la ayuda de un cubierto hasta que la mezcla esté húmeda. Coloca la pasta en un molde engrasado con mantequilla y esparce hasta cubrir el fondo, puedes hacer presión con una chuchara. Reserva.
Algo más o menos así:

2do. Paso
Extrae el jugo y la pulpa de las Chinolas y bátelas a una velocidad lenta hasta que se desprendan de las semillas sin que estas últimas se trituren para evitar el sabor amargo. Cuélalas y reserva el jugo en u recipiente, por otro lado las semilas para que las uses en la decoración.

Bate la Leche Evaporada hasta que aumente su tamaño y se vea cremosa. Agrega la Leche Condensada y sigue batiendo hasta que se mezclen bien. 

Incorpora el jugo de Chinola poco a poco mientras sigues batiendo. Algo que aprendí de esta receta es que el ácido de la Chinola espesa la mezcla y le da la consistencia hasta el punto que desees.

3er, Paso
Coloca la mezcla cremosa sobre el molde con la base de galletas que tienes previamente preparado y espárcela uniformemente. Puedes usar una espátula. Para decorar nuestro postre usaremos las semillas y el resto de pulpa que hemos reservado. Unelas con la cantidad de azúcar sugerida o al gusto y la pizca de sal. Distribúyelas en el tope con mucho cuidado y finalmente lleva tu hermosa creación al freezer hasta que esté bien firme o hasta el día siguiente.

Espero que te diviertas y disfrutes tu rico postre Delicia de Chinola!
Si te gustó, déjame saber!!


Fotos: Angela Guichardo/Derechos Reservados.

11 mayo, 2012

No es solo un hueso roto...

El pasado miércoles 9 celebraba el hecho de que me habían retirado el yeso que me inmovilizó parcialmente la mano derecha por espacio de un mes.  Aunque de antemano sabía que la recuperación iba a ser un poco lenta y para llevarla al ritmo adecuado me someterían a una serie de terapias que con el tiempo le devolverían a mi mano y específicamente al dedo afectado y con la ayuda de Dios conseguir nuevamente la movilidad normal.

La celebración no se extendió por mucho tiempo porque luego de verme sin el yeso, mi dedo aun no recuperado, lo sentía rígido y adolorido, la funcionalidad de la mano se reduce por el miedo que sientes al ponerla en riesgo de lastimase, el estar tanto tiempo con algo tan pesado en tu cuerpo y que ha mantenido una parte tan importante de ti limitada a mínimos movimientos hace que se atrofien los músculos y una vez liberados de dicha presión les cuesta volver a la normalidad.

Inevitablemente se quiere seguir con la vida y la rutina del día a día, pero tal como dice el popular dicho que todo se le pega al dedo malo, ahora mas que nunca he tenido la odiosa oportunidad de comprobarlo literalmente ya que cualquier acción espontánea lleva  a  que termines chocando el miembro lastimado.

En ese sentido, eso fue lo que me pasó ayer mientras trataba de colocar la reversa del carro, al ejercer fuerza para apretar el botón de la palanca de la transmisión, escuché el crujir del huesito fracturado e inmediatamente comencé a sentir un fuerte dolor en el área y posteriormente empezó a hincharse.

A consecuencia de lo sucedido, tuve que volver a la Plaza de la Salud y luego de esperar mi turno fuera de  emergencia, luego otro turno dentro de emergencia para casi una hora después aguantar un fuerte dolor de un cateterismo para colocarme una inyección introvenosa, cuya inaguantable molestia y ardor sustituyó por completo el dolor del hueso,  después de eso otro turno para ingresar al área de rayos x, otra larga espera para escuchar el diagnostico del medico y otra yuca para saldar la cuenta. Finalmente salí con la receta de varios calmantes, desinflamatorios y un nuevo estabilizador para proteger el dedo hasta que vaya a terapia y me consulte con el fisioterapeuta.

Esto ha pasado a ser toda una odisea, el hecho de tan solo volver a ese centro ya lo es. El Hospital Plaza de la Salud es a mi entender incuestionablemente especializado, pero terrible en el manejo de las urgencias y del tiempo de los pacientes.

Volviendo al tema, a parte del dolor que se mantiene latente en el área de la fractura lo cual hace que lo mantengas muy presente, creo que lo que hace peor esta situación es el daño psicológico y el trauma emocional que se siente al estar impedido físicamente hasta de hacer la actividad más insignificante como el pulsar un botón del control remoto de la tele, imagínese cómo he de sentirme al tratar de sujetar un lapicero para escribir como tanto me gusta o para simplemente firmar un documento. De repente comienzas a imaginarte todos los días de tu vida así, y se crea un angustioso sentimiento de impaciencia e impotencia que te consume el ánimo.

Supongo y espero que mi recuperación total sea sólo cuestión de tiempo. Mientras, debo guardar esa esperanza y apoyarme en toda la gente que vemos día a día en las calles, en cualquier esquina, impedidos verdaderamente de hacer una vida normal como los que tenemos la dicha de contar con nuestros dos brazos y piernas.

El ejemplo es todavía aun más admirable cuando provienen de aquellas personas que dichas limitaciones físicas no han sido capaces de detenerlas y sentenciarlas al ocio o a tirar la toalla adjudicándolo a su impedimento. Gente valiosa que han vencido los obstáculos que la vida les ha presentado para ser seres humanos comunes y hasta más productivos que otros supuestamente más privilegiados, gente que se les podría justificar que se lamentaran todos los días, sin embargo sonríen con más ganas que nosotros.

02 mayo, 2012

Que felicidad!


Foto: Angela Guichardo



De esto se trata la vida, de atesorar esos momentos únicos e irrepetibles  en que las cosas más simples y sencillas nos hacen reír.


AG