18 marzo, 2012

Reencuentro...

Fotografías de: Angela Guichardo
Ayer sábado hice un recorrido bastante largo, pero hermoso por algunas ciudades del norte de mi país que incluyó parte de San Francisco de Macorís, Salcedo, Tenares, Gaspar Hernández, Cabarete, Jamao al Norte y finalmente Moca, mi ciudad natal.

Ya al llegar a esta última, pero la más importante ciudad para mi, estaba oscuro por la lluvia que recién había caído y aun no dejaban de caer unas dispersas y frías gotitas de agua en mi lente mientras trataba de enfocar mi objetivo.

Las imágenes que comparto con ustedes hoy, son de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, una bellísima obra arquitectónica construida por el año 1956, de estilo ecléctico; es decir que se compone de diversos elementos u otros estilos dentro de la arquitectura. A pesar de ser una obra que sobre pasa los cincuenta años, ésta es considerada como una de las iglesias más modernas y obviamente de las más hermosas del país.

Si ya el diseño es impresionante, los son también el conjunto de vitrales hechos en Turín, Italia que adornan el interior de esta majestuosa parroquia que ya no solo le pertenece a Moca sino a todos los dominicanos pues,  por su gran significado y valor ha sido proclamada Patrimonio Monumental de República Dominicana.

La verdad es que ha sido de mucho orgullo y un gran privilegio el que nuestro pueblo cuente con una obra de esta magnitud al igual que otra no menos hermosa e importante, la también admirada  Iglesia Nuestra Sra. del Rosario, recientemente restaurada y que tuve el honor de estar aunque por unas horas el año pasado mientras hacía el primer recorrido similar al de ayer.

Le comentaba a mi compañera de viaje y exjefa Mariel Méndez, que mientras vivía en Monte de la Jagua, mi municipio de origen que se encuentra a unos 3 o 5 minutos del centro de Moca, me llevaron no sé cuantas veces a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y aun debo confirmar con mis hermanas si fue justo en ese templo que una pareja de amigos contrajeron matrimonio y del cual fui el pajecito que llevaba junto a un galancito los anillos que enlazarían simbólicamente aquella unión.

Decía a mi amiga, que tengo el recuerdo intacto de tantos momentos inolvidables de mi niñez y esa iglesia es uno de estos. Como por ejemplo, tengo grabada en mi mente el verme subiendo las amplias escalinatas, sentirme diminuta ante aquella imponente catedral y lo que menos olvido y siento parte de mi herencia como mocana, es la impresión que me marcó al ver el colorido y los rayos de sol que se filtraban por esos divinos vitrales que mencionaba al principio, y los inmensos dibujos que parecen cobrar vida en las paredes evocando los ángeles y el reino de nuestro Dios.

Ayer fue un día de reencuentro con ese pasado tan fresco que guardo en mi memoria, es por ello que le agradecí tanto a Dax como a Mariel el hecho de que me complacieran en parar por unos minutos a pesar de la lluvia y del cansancio del viaje ya a esa hora.

Particularmente, valoro enormemente esos recuerdos que he llevado durante toda mi vida, arraigados en mi mente y mi corazón y que me hacen convencer de que definitivamente, ellos han sido los responsables y forjadores de lo que soy, musas inspiradoras de las cosas que me gustan hacer, de mis inclinaciones por el arte, de mi sensibilidad hacia los detalles y de mi amor por las cosas verdaderas y reales.

En este enlace pueden encontrar más datos sobre nuestra única y magistral iglesia. Me pareció un artículo muy interesante para ampliar este tema, ya que se escribió cerca de conmemorarse el 50 aniversario de la construcción de la emblemática obra que identifica a todos los nacidos en la bella y productiva provincia Espaillat, Moca.

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