26 diciembre, 2014

Navidad

Si bien la época de navidad es una de las más alegres, es también una de las que produce más nostalgia. 

La navidad representa para los cristianos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, salvador del mundo, y en su vida, muerte y resurección está condenzada la prueba más grande del amor del Creador por nosotros. 

Diciembre es sinónimo de reencuentros, de volver al lugar del cual partimos, es tiempo de acortar distancias, de abrazos y bienvenidas. 

En este mes que con tanto entusiasmo esperamos, la alegría nos invade, nos mueve, nos agita. Pero también en navidad se notan más las ausencias, duelen más las partidas de quienes fueron llamados a otra dimensión, o de quienes quisieron estar en otro lugar. 

Cualquier mes es tiempo de despedidas, pero en diciembre un adiós magnifica el dolor.  Es vulnerable el sentimiento, son más grandes las pérdidas y el vacío. Por eso quienes creemos en Dios deseamos tanto que sea Jesús quien llene esos espacios de soledad, cuando se aparta de nosotros el bullicio, la música, la compañía pasajera.

Poner el corazón en lo verdadero, preferir la simplicidad y que la ambición por la abundancia nunca sea más fuerte que tu dignidad. 

Que pongas en tus ganas el fuerte anhelo de ser alegría y no dolor en la vida de alguien. Que sirvan tus sentimientos como muros de protección para quien amas, que no dañes, que siembres esperanzas. 

Si equivocaste el camino que tomaste, diciembre, navidad o cualquier época es la ideal para tomar el control y encarrilar tus pasos. Comienza a dibujar nuevas huellas, después de todo, lo importante no es cómo comienzas sino cómo terminas. 

Medita, escucha tu corazón y encuentra en él respuestas. La natividad del niño Dios forre de luz tus pensamientos y tu camino. 

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