Lograr una meta no es siempre fácil, lo mas soñado se alcanza en base a muchos sacrificios.
Sea un objetivo profesional o personal, requiere de un esfuerzo extraordinario que incluye desde lo económico hasta la actitud con la que asumes ese compromiso. Es fácil inscribirnos en cursos o carreras atraídos por la vocación o por un "divertido" pénsum, pero cuando ya estamos sumergidos en las actividades propias de estas y ya el tiempo no nos es suficiente ni para atendernos nosotros mismos, comenzamos a perder el interés y buscamos mil excusas para "justificar" un "Mutis por la Derecha" como se diría en teatro o un "Huyamos hacía la Izquierda" como lo decía un dibujo animado...
En el transcurso del trimestre que estoy cursando en mi carrera técnica de Decoración de Interiores, viví esa experiencia. Luego de concluir el primero, me dieron una semana de vacaciones para reintegrarme la siguiente semana al actual y ya casi finalizado trimestre.
Estos días de ocio que aunque suenan cortos, para el nivel de compromisos que tenemos durante las clases con todas las asignaciones que nuestros profesores nos piden, estoy segura que tanto a mis compañeras como a mi, nos parece mas que una simple semana; pues estar sin la preocupación de hacer algo para entregar el siguiente día, nos hace sentir que algo nos falta.
Dos semanas después de iniciadas las clases, mis vacaciones del trabajo no pudieron coincidir con las del Instituto por lo cual tuve que ausentarme dos semanas, pues ya me ilusionaba un viaje al exterior que debo decir fue una muy buena experiencia aunque no me fuera del todo bien por allá. Imagino que ustedes también han vivido situaciones no tan buenas que les han hecho crecer y sobretodo asumir una actitud de cambio y de mejoras para sus vidas.
Cuando regresé, no quería reintegrarme a las clases porque me sentía vaga y sin el mayor ánimo de cumplir con las tareas atrasadas y las futuras. Descargué todo esa falta de motivación con mi gente cercana tratando de hallar respuestas y palabras que me hicieran cambiar de parecer. Mi mente estaba dividida en dos seres totalmente distintos, uno que decía: "estás cansada, este curso no lo estás haciendo para estresarte, retira el trimestre y luego cuando superes esta crisis, regresa". Mi otro yo interior tocaba mi corazón con una voz inquietante la cual retumbaba en mi conciencia y me decía: "No lo dejes!, si lo empezaste, termínalo!" y me imaginaba a personas que hoy sirven de ejemplo de superación, personas que el éxito le ha sonreído y que lo han logrado atravesando por situaciones adversas, me puse en ese lugar y persistí hasta que mis pensamientos y ánimos negativos cambiaron y decidí mantenerme firme, ponerme al día con las tareas y seguir adelante, con una lucha interna y externa, pues muchos factores que no controlamos inciden y nos desalientan, pero que a fin de cuentas si somos fuertes, podemos derrotar.
Aun no he terminado mi curso, para ello faltan unos meses largos, apenas finalizo el segundo trimestre de un total de cuatro, pero haber sido perseverante y haber tomado la decisión de seguir y vencer los obstáculos, es una sensación que deja definitivamente un dulce sabor.
No es que haya ganado la guerra, pues falta mucho por vencer.
Perseverar es una fortaleza que nos mantendrá activos y vivos en esta constante lucha que es la vida.
Sea un objetivo profesional o personal, requiere de un esfuerzo extraordinario que incluye desde lo económico hasta la actitud con la que asumes ese compromiso. Es fácil inscribirnos en cursos o carreras atraídos por la vocación o por un "divertido" pénsum, pero cuando ya estamos sumergidos en las actividades propias de estas y ya el tiempo no nos es suficiente ni para atendernos nosotros mismos, comenzamos a perder el interés y buscamos mil excusas para "justificar" un "Mutis por la Derecha" como se diría en teatro o un "Huyamos hacía la Izquierda" como lo decía un dibujo animado...
En el transcurso del trimestre que estoy cursando en mi carrera técnica de Decoración de Interiores, viví esa experiencia. Luego de concluir el primero, me dieron una semana de vacaciones para reintegrarme la siguiente semana al actual y ya casi finalizado trimestre.
Estos días de ocio que aunque suenan cortos, para el nivel de compromisos que tenemos durante las clases con todas las asignaciones que nuestros profesores nos piden, estoy segura que tanto a mis compañeras como a mi, nos parece mas que una simple semana; pues estar sin la preocupación de hacer algo para entregar el siguiente día, nos hace sentir que algo nos falta.
Dos semanas después de iniciadas las clases, mis vacaciones del trabajo no pudieron coincidir con las del Instituto por lo cual tuve que ausentarme dos semanas, pues ya me ilusionaba un viaje al exterior que debo decir fue una muy buena experiencia aunque no me fuera del todo bien por allá. Imagino que ustedes también han vivido situaciones no tan buenas que les han hecho crecer y sobretodo asumir una actitud de cambio y de mejoras para sus vidas.
Cuando regresé, no quería reintegrarme a las clases porque me sentía vaga y sin el mayor ánimo de cumplir con las tareas atrasadas y las futuras. Descargué todo esa falta de motivación con mi gente cercana tratando de hallar respuestas y palabras que me hicieran cambiar de parecer. Mi mente estaba dividida en dos seres totalmente distintos, uno que decía: "estás cansada, este curso no lo estás haciendo para estresarte, retira el trimestre y luego cuando superes esta crisis, regresa". Mi otro yo interior tocaba mi corazón con una voz inquietante la cual retumbaba en mi conciencia y me decía: "No lo dejes!, si lo empezaste, termínalo!" y me imaginaba a personas que hoy sirven de ejemplo de superación, personas que el éxito le ha sonreído y que lo han logrado atravesando por situaciones adversas, me puse en ese lugar y persistí hasta que mis pensamientos y ánimos negativos cambiaron y decidí mantenerme firme, ponerme al día con las tareas y seguir adelante, con una lucha interna y externa, pues muchos factores que no controlamos inciden y nos desalientan, pero que a fin de cuentas si somos fuertes, podemos derrotar.
Aun no he terminado mi curso, para ello faltan unos meses largos, apenas finalizo el segundo trimestre de un total de cuatro, pero haber sido perseverante y haber tomado la decisión de seguir y vencer los obstáculos, es una sensación que deja definitivamente un dulce sabor.
No es que haya ganado la guerra, pues falta mucho por vencer.
Perseverar es una fortaleza que nos mantendrá activos y vivos en esta constante lucha que es la vida.
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