Por dónde anda Santa???

Parece mentira que a tan solo escasos días para celebrarse las fiestas navideñas no se deje sentir el entusiasmo que en tiempos pasados nos provocaban las mismas.

Los tiempos definitivamente han cambiado y con ellos nosotros. Al mirar en retroceso lo que sentimos de niños por la magia de la navidad realmente me insta a darme un cocotazo en la cabeza y exigirme a mi misma: Por qué diantres crecí??

Estrenarse una ropa, irse a la cama mas tarde de lo acostumbrado, pasar inadvertido en las reuniones “de los grandes” y de paso “comer un poco de boca” en las conversaciones de adultos sin ser mandados a ver donde ponen las gallinas, tomarse un vasito de vino tinto, etc. eran solo algunos de los privilegios que por la contentura de la época mis padres dejaban pasar.

Los meses parecían mas largos y mas lejano veíamos el día de reyes, el cual nos vendían que con “portarse bien” estaba resuelto el que los tres magos con todo y camellos entraran por debajo de la puerta, comieran sus hierbas, tomaran agua, se fumaran su Malboro y hasta de paso refrescaran su aliento con las mentas de guardia y con todo aquel banquete y sacrificio mas mucha suerte dejaran debajo de mi cama una carterita de hule blanca, una mochila marrón, un corte de tela de florecitas…por Dios.. A quién se le ocurrió dejarme un corte de tela en día de reyes???

No siempre era igual… en otros años tuve la dicha de que me dejaran una muñeca grande, rubia, con ojos azules y que pestañaba… una pelota inflada cuyo diseño parecía un mosaico de esos de pisos, un aro y un pin pong… ese año me fue bien… por lo menos no eran regalos que le resolvían un problema a mis padres…

El recuerdo mas agradable de ese tiempo es que con toda esas simplezas éramos felices, éramos mas sanos y poco o mucho eran los presentes que nuestros padres podían darnos, aunque no eran ellos que los compraban… eran los reyes….