16 abril, 2011

Por fin el viaje!.... 2da. Parte.

Seguí enamorándome de sus historias y los personajes campesinos de su pueblo, sus fotos y sus cuentos. Ocasionalmente nos encontrábamos en el Messenger hasta que un día cuando mi pasión por la fotografía me seducía y andaba para arriba y para abajo con mi pequeña Canon SD600 se ocurrió decirle a Timo que quería algún día ir a visitarlo y de ese modo aprovechar para conocer también su pueblo y tomar muchas imágenes con mi modesta point and shoot (apunta y dispara).

La promesa quedó hecha y cada vez que hablábamos la recordábamos, pero hasta ese momento no planificábamos nada concreto. Para afirmar más mi compromiso, le dije a una amiga sobre mi deseo de ir a Fantino y ella también se motivó a acompañarme el día que yo le dijera. Pasó un largo tiempo para que esto sucediera.

Cierta noche, en una actividad en la cual colaboraba para una obra benéfica y me había pasado todo el día trabajando, toda cansada y explotada, me encontraba con algunos compañeros sentada en un contén frente a Hard Rock Café en el Parque Colón esperando que grupo concluyera para salir a otro lugar donde nos esperaba más trabajo. Pasaban frente a mi entre tantas gentes, tres personas en particular, solo miré de reojo mientras me concentraba en revisar en la pantalla de mi cámara las fotos que había tomado ese día.


Vaya sorpresa cuando escucho que alguien dice: ANGELA!!!...??? Era mi amigo Timo! ya sabrán con la calidez y el entusiasmos con que nos saludamos. Me pareció verdaderamente increíble que nos encontráramos allí y que a pesar de la noche y lo "descricajada" que estaba, me reconociera. Aprovechamos para tomarnos unas cuantas fotos, nos despedimos y de vuelta regresaba con sus amigas para continuar el paseo.

Ahora que estoy más involucrada en la fotografía, y con espíritu aventurero y explorador me decidí definitivamente a ir a visitar a Timo. Le conté a Lissette acerca de mis planes para el fin de semana y ella gustosamente accedió. También se me ocurrió invitar a mis dos amigos Mansos Johnny y Ronaldo no sin antes confirmar con mi amigo bloguero si estaría disponible para recibirnos en la fecha programada, y dijo que si.

El viaje estuvo a punto de cancelarse por mis nuevos compromisos académicos, pero gracias a Dios se acomodaron algunas fechas y horarios y pudimos continuar con los planes del viaje. Ronaldo no podía acompañarnos esta vez.

El domingo tempranito, a eso de las 4:30 am ya nos juntamos frente al edificio de Johnny y luego de ajustar una serie de detalles que se presentan sin llamarlas, nos fuimos con rumbo hacía el Norte. Un camino oscuro, con un frío mañanero delicioso y con la mente puesta en una taza de café o chocolate bien caliente.

Llamamos a Timoteo cuando estábamos muy cerca de nuestro punto de encuentro. El chinito Lee es una lumbrera con esto de llegar sin ningún contratiempo a los lugares nunca antes visitados y es por él que llegamos con éxito hasta donde nuestro querido anfitrión. Por fin Timo y yo pudimos darnos nuevamente un fuerte abrazo y la promesa había sido cumplida!. De ahí en adelante le tocaba a él mostrarme su bello y querido pueblo.

El tan deseado café o chocolate caliente pasó a un segundo plano y sin vacilar nos fuimos directo a la Presa de Hatillo. Nos aguardaba el amanecer, la salida esperada del sol, del reflejo de sus rayos de luz en el espejo inmenso del extraordinario embalse. Que buena sensación estar allí! Ver como resplandece todo a la entrada del astro, admirando el paisaje y la labor madrugadora de algunos pescadores que ya lanzaban sus redes.

Estando ya en la Presa, bajábamos nuestros pocos equipos y buscábamos los ángulos perfectos donde hacer la mejor toma. En un momento nos separamos espontáneamente, cada cual metidos en su mundo, rendidos ante la obra del creador, disfrutando cada paso, o resbalón por la tierra húmeda y enlodada.

Las cámaras no descansaron. Cada imagen quedó inmortalizada en ellas. Llegaron más pescadores y otros trabajadores de medioambiente para regar unas siembras. Lissette y Timo optaron por quedarse en un solo lugar conversando. Johnny y yo buscando plasmar nuestros objetivos uno al extremo del otro, perdidos en la inmensidad del majestuoso escenario.

No se cuantas veces me senté en la tierra para lograr una foto, cuantas veces estuve inconcientemente cerca de los horribles Sapos que inadvertidamente se confundían con el lodo. Todo iba bien hasta que inesperadamente los descubrí mientras se refugiaban tranquilos en los cientos de huecos que el agua había formado con la baja marea del día. Tiré un grito perturbador…. JOHNNYYYYY!!!!!! Hay Sapossssss!!!! Y la desesperación se hizo cargo de mi hasta que pude correr y estar a salvo. Mi amigo no hizo más que burlarse, igual los empleados del Ministerio de Medioambiente que solo se inmutaron para criticarme y decir: "Que miedosa"... que malos!

Gracias a Dios ya había tomado suficientes fotos por esa área, y decidí que era hora de regresar hasta donde estaban mis otros dos amigos. Al atravesar una lomita para volver con ellos, me encontré con una vista fabulosa, como sacada de un cuento.

Una mirada infinita al agua, y en tierra un puente que sirve de muelle cuando sube el agua y dos amigos que placenteramente conversaban. A lo lejos, el vehículo de Johnny, que aguardaba por sus pasajeros. Después de un rato de enfrentar otro Sapo que se cruzó por mi camino y de que Johnny regresara con nosotros y advirtiera que una de las gomas de su yipeta necesitaba aire, aproveché esos minutos para tomar las últimas fotos en la Presa y partimos hacía nuevas aventuras.

Timo nos llevó a conocer una villa que rentaban (para una próxima visita en grupo). Posteriormente nos dirigimos hasta la casa de su tía donde nuestro amigo encargó que nos prepararan algo para desayunar y en seguida nos fuimos a escalar una montaña con destino hasta una guácara o cueva donde vivieron los Taínos, los primeros habitantes de la isla.

En la falda de la majestuosa montaña conocimos a chiquillo de apodo "Negro", también a sus dos hermanos y sus amables padres que son familiares de Timo. Nunca olvidaré como esta humildes personas nos trataron, con mucha estima y consideraciones.

Negro fue nuestro “guía” junto con su hermanita y hermano. Se saben el camino hasta con los ojos cerrados, pues han crecido allí y pareciera no cansarles subir el pedregoso y accidentado camino donde cada paso era como alcanzar la cima, pues era un verdadero sacrificio a medida que avanzábamos. A esta edad no se puede jugar con eso, así que entre relajos y retos no tuve mas remedio que salvar mi honor, ser fuerte y continuar hacía la meta.

CONTINUARA....


4 comentarios:

JL dijo...

Excelente viaje, paisaje, calor humana, humildad, generosidad, la tranquilidad del ambiente, tesoro de paisajes a descubrir y conocer, ademas jovenes sobre saliendes.

Tenemos que volver con el grupo a explotarlo.

Timoteo Estévez dijo...

Tremendo día, para nunca olvidar!!!

Totalmente una verdadera historia... contarla por pedazos no tendría mucho sentido, muy buena. Abrazo!!!

Damarys Cuevas dijo...

Que bueno que volviste a escribir. Como te dije antes, me encantan tu forma de escribir que hace que nos sintamos parte de la historia. Sigue así.

Angela Guichardo dijo...

Gracias a ti, Damarys por seguirme y por haberme hecho la queja-comentario el día aquel en la zona. Sin dudas fue motivador!
Abrazo!