17 octubre, 2008

Angelito o Diablito???...

En el pequeño instituto de inglés que hace dias les mencioné donde comencé a interactuar con personas adultas, su director Michelle, un señor barbudo con una gran sonrisa, temperamento afable y cortés, quiso aprovechar el mes de Diciembre del 1983 para celebrar una pequeña fiesta navideña y un Angelito (intercambio de regalos) para que quedara “algún” recuerdo entre sus estudiantes, ya que en Enero el centro cerraría sus puertas.

Yo nunca en mi vida había participado en un angelito! No entendía muy bien la temática del asunto, me dijeron que sería un regalo de no más de 20 pesos, lo cual ya era para mi demasiado por ser una persona no solvente económicamente y todo correría por cuenta de mi hermano.

Se acercaba la fecha de la fiesta y de comprar el regalo, escuché a Michelle decir que el nuevo LP de Michael Jackson estaba buenísimo, imagínense el recién rey del pop acabando, todo el mundo bailando el pasito Moonwalk a ritmo de Billy Jean, cabellito mojado, con moña y pantalones tubitos, etc.

Lo interrumpí y le pregunté: Michelle… Y yo puedo pedir ese disco en el angelito?... no era tan fanática de esa música como para pedir un LP de regalo, pero anjá… entraría al círculo de lo que está de moda y ya de por sí estaba colándome a otro nivel de mi vida.

Me respondió que no, que ese disco era muy caro… eran nueve pesos mas… unos 29 en total y el angelito era de 20, así que buscar esos 9 molongos extras no iba a ser fácil ni para mi ni para el que me lo regalara… Decidí olvidarme del Jackson y dejar la opción libre a quien me regalaba.

Pasaron los días y pensé que conseguir un regalito para un hombre era cuestión de unos minutos, asi que decidí comprarlo camino al instituto el mismo día de la fiesta. (la falta de experiencia, señores).

Entré a una fantasía, la única de mi sector a donde se compraba todo, desde chuchería para el día de las madres hasta los forros para los cuadernos de la escuela.

Miré hasta marearme buscando algo razonable y ajustado a mi limitado presupuesto, no encontré nada convincente , con el agravante de que no conocía al “agraciado”, ni un chele de su personalidad lo cual hacía más difícil la tarea.

Al final me apoyé en la opinión del dependiente y entre la carta de opciones que me sugirió, me mostró un collar que empezaba a usarse en el cuello de los varones… unos de muchos caracolitos y colmillos puntiagudos que no sé si eran de Elefante o que diablos… La verdad es que vacilé y dudé en comprarlo porque no sabía si esas cosas le gustaban a mi “protegido”… El reloj marcaba los minutos cada vez mas a prisa y se me acortaba el tiempo de elección ya que la fiesta había comenzado.

Amigos míos… no tuve mas remedio que acogerme al extravagante accesorio, eso si, con un susto en el corazón porque algo me decía que no estaba eligiendo bien, para no sentirme tan mal le agregué un Par de medias negras, y hasta pensé entrarle el menudo que sobró de los veinte pesos, yo sentía que mi consciencia me reclamaba el haber dejado las cosas para lo último.

Llegué a la fiesta, no tan contenta como esperaba más bien frustrada por la experiencia. Me senté junto con los demás tratando de adivinar con la mirada quien sería el futuro portador de la “prenda”…

Empezó la entrega y cuando mencionaron mi nombre me paré nerviosa a recibir mi regalo, Para sentirme peor por mi mal gusto, quedé maravillada con el que me habían comprado, era una Lamparita de pilas, color naranja con blanco que quedaría muy bien en mi cuarto.

El momento crucial llegó, pues me tocaba hacer llamar al “afortunado” y al pronunciar su nombre, alguien dijo: “No ha llegado”… Uff, eso fue música para mis oídos!... la salida mas espectacular del Chapulín Colorado al invocarlo. El hombre, muchacho no se qué, no había hecho acto de presencia lo cual fue para mi fue una magnifica oportunidad de salvar mi imagen ante toda esa gente, pues cuando abrieran ese regalo y vieran lo que había adquirido, seguro que el aprecio y admiración que sentían por esa niña tan habilidosa para el idioma hubiese caído en el mas cruel abismo.

Con cierta prisa y discreción me despedí solo de Michelle, me excuse con que “tenía” que irme, le entregué el presente para cuando llegara el dueño y fue la última vez que me vieron la placa.

Me imagino todo lo que malo que me habrá deseado mi beneficiario, yo todavía me avergüenzo y me río solo de pensarlo, pero también me culpo de que inocentemente y sin proponérmo pasara a ser de ANGEL a DIABLO!!


Ilustraciones: Angiel Guichardo

5 comentarios:

Arturo Ruiz dijo...

Jajajajajaja, creo que todos tenemos una historia similar de procrastinacion que nos pasa factura en frente a una audiencia para que aprendamos la leccion.

Ahora ya no eres mi Angela, eres mi Diablita. :)

~*~* Roxx ~*~*~ dijo...

jajajaaj

Que cosas las tuyas Angela.

Kenso dijo...

Hola como estas. Quiero invitarte a nuestra reunio de blogueros 2008: "Si te quedas no eres de la blogsfera". La celebraremos el dia 15 de Noviembre. entra a mi reportage: "¿Río, playa y romo o fiesta en la metrópolis?" para que te enteres de los detalles. Debajo de mi blogroll hay una encuesta con los lugares en donde se podria realizar la celebracion. Vota por la que mas te convenga porque la celebracion la haremos en el lugar que gane. Tienes hasta el dia 30 de este mes para elegir. Invita a todos tus seguidores para que el bonche se de jevy. Contamos contigo

Anónimo dijo...

jajajajajaja, que buen relato vale, me ha hecho sentir suspenso y reir al mismo tiempo! Me causó una risa estrepitante la frase: "fue la última vez que me vieron la placa".
Demasiado bueno.
Salu -jajaja- dos!

Jesse dijo...

me morí de la risa Angelita, digo Diablita. ¡Me has hecho recordar mis travesuras de niño y lo bien que pasábamos en esa época.

Un saludote grandotote Diablita linda!!