

Me satisface tanto saber que personas tan famosa como lo fue Milton Hershey’s, creador de un imperio económico gracias a su habilidad para los negocios, fuera en sí un hombre aun mas elogiado por su dulce corazón.
Trabajó y aprendió su oficio en una cremería de entonces y fue tanto su entusiasmo que su madre le motivó para que pusiera su propio negocio. Levantó su tienda de caramelos con unos 150 dólares gracias a una tía y que se los prestó y unos cuatrocientos que a regaña dientes un tío le cedió. Lastimosamente el joven empresario fracasó varias veces.
Sus sueños no desvanecieron y pensaba hora tras hora la forma en como resurgir en el negocio hasta que un Inglés de nombre Dicies le sugiere que haga caramelos en cantidades industriales para exportar a Alemania, el muchacho queda atónito ante tal propuesta y unos días mas tarde solicitó a un banco la exorbitante suma de 250,000 dólares que inauditamente le aprobaron. Ahí comienza su historia
La humildad y sensibilidad para identificarse con sus trabajadores contribuyó para que construyera para ellos "La Ciudad de Chocolate" con modestas viviendas con vías ferroviales cercanas a su fábrica para facilitarles la vida y se aseguraba de que a estos no les faltara nada.
Cuando Estados Unidos sucumbía ante una depresión económica de la época, Milton contrario a despedir personal contrató mas y mas gente para su fábrica y cuenta una anécdota que unos de sus trabajadores le dijo: “Señor esa máquina puede hacer el trabajo de 40 hombres” a lo que él le respondió: “Entonces traigan los 40 hombres y sustituyan la máquina”.
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