Hoy estuvo de cumple mi compañero de trabajo William Peynado. Hoy pensábamos que estaría insoportablemente parlanchín como es su costumbre. Hoy que tenía tantos motivos para celebrar, imaginamos que aunque quisiéramos no íbamos a ser capaces de controlarlo y decirle directamente que se callara por unos minutos como solemos hacer, pero tratándose de que era su día, permitiríamos que hiciera todo lo que quisiera.
Pues para sorpresa de todos nosotros, mi peculiar amigo no quiso ni que le decoraran su cubículo, ni que le compraran bizcocho, ni que se hiciera publicidad de que hoy era su cumpleaños. Claro que yo no le hice caso en la última parte, a todos los que iban al departamento les decía que willín estaba de cumple y todos incrédulos le preguntaban si era cierto porque todo estaba muy callado y sin una vejiguita.
Mi amigo estuvo tan tranquilo y hasta melancólico que era en verdad difícil de creer que hombre que tan conocido por la fuerza en su voz, su originalidad, su espontaneidad, sus "rellenos de pastelitos" que a veces da a quien se mete con el, su jocosidad, en fin, su especial personalidad un día como hoy estuviera tan tranquilo.
Aunque respetamos cumplir sus deseos de cero celebraciones y aunque nos dejara con las ganas de saborear un rico pastel, desde aquí quiero felicitarlo y desearle todo lo mejor del mundo en este día de su natalicio
1 comentario:
Qué William no más sangrú y apagafiestas...
Bueno... la edad... la edad...
...y mejor me callo la boca... :)
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