23 diciembre, 2008

Un Compartir Amarillo...

El pasado sábado 20 viví una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Fui invitada a ser parte del equipo de trabajo en Páginas Amarillas que desarrollaría una actividad llamada “Compartir Amarillo” para todos los niños de Aldeas Infantiles SOS del sector de los Jardines del Norte.

Las Aldeas Infantiles están compuestas por aproximadamente 11 casas, en cada una conviven 10 niños/as y una señora que funge como la madre. Estos chicos no tuvieron la dicha de nacer o crecer en una familia tradicional, pero esta institución realiza una de las mas bellas tareas que es la de proporcionar todo cuanto sea necesario para que no les falte el amor y las condiciones de vida dignas que sus progenitores por alguna razón le negaron.

La iniciativa vino de parte de uno de los egresados de esta institución que trabaja en Páginas Amarillas y que sin nosotros saberlo nos hizo partícipe de su historia, de cómo llegó con sus dos hermanos a este lugar donde creció y tuvo la oportunidad de educarse, vivir en un ambiente familiar y recibir los valores que hoy por hoy le han hecho ser un hombre y profesional de bien.

En este evento estaríamos llevando diversión, entretenimiento, juguetes y un juego de exhibición de nuestros equipos de Baloncesto y Volleyball de la empresa. Estos últimos se convirtieron en unos partidos súper interesantes donde participaron los integrantes de nuestros conjuntos contra los adolescentes y jóvenes más adultos que pertenecen a las aldeas.

Fue para mi de suma satisfacción ver la sonrisa de los niños y recibir de ellos tantos abrazos como queriendo decir “gracias por venir”. Estaba encargada de las fotos y todos con caras de ángeles y una risa eterna me solicitaban que capturara esas inolvidables imágenes de ellos, una vez enfocaba, las chicas se esmeraban en parecer modelos y otros se aglomeraban abrazados para salir todos en la foto.

Llevamos a Santa Claus y al Payaso Kin Kan, dos personajes muy graciosos que convirtieron esa tarde en una de las más felices, no solo para los chicos sino para todos los adultos que vivimos la magnífica experiencia de estar allí.

Me sentí muy orgullosa de mi empresa por el desprendimiento que tuvo para realizar esta actividad, llevando cientos de juguetes, bicicletas, y todo un equipo que brindó su mejor cara y disposición para coordinar los juegos, comida, refrigerios, música y premios, todo en favor de los pequeños alojados en esta pequeña comunidad.

Ojalá que en lo adelante esto sea institucionalizado, que sea el principio de muchos “Compartir Amarillo” que beneficien y lleven felicidad a esos hogares o albergues infantiles del país.

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