El pasado viernes fui a la feria del libro, pero la verdad es que no quedé conforme porque eran pasadas las 9:00pm y algunos stands ya estaban cerrando, las actividades mermando y preparándose para la próxima jornada del día siguiente.
Después de una prolongada ausencia de mi parte a este evento, no quería dejar de ir en esta ocasión porque aunque como en reiteradas ocasiones he manifestado con luto mi poco desarrollado hábito en la lectura, me gusta apoyar este tipo de actividades así que en lo adelante si Dios me lo permite, no fallaré a esta cita de la cultura.
Hoy domingo, me levanté decidida a visitar la décima segunda feria del libro que se celebra en nuestro país y cada año toma más notoriedad y valor cultural. Es una recopilación a servicio del pueblo que une diversas casas comerciales, medios de comunicación, librerías, empresas de telecomunicaciones, artesanos y representaciones de algunos países hermanos, etc.
Este año la feria está dedicada a la memoria de uno de los dominicanos mas destacado y virtuoso, el Profesor Juan Bosch y el país de honor lo es Brasil, cuyo pabellón se encuentra casi en la entrada y llama mucho la atención por sus vistosos colores patrios y los cristales que dejan ver algunas obras expuestas y concurridas por personas.
Anduve por casi todas las áreas donde se despliegan los cientos de módulos, acompañada de mi cámara y una que otra llovizna que en una ocasión pasé dentro de una improvisada librería de un poeta de apellido Solano y que para atraer mi atención bajó uno de sus libros, utilizó el galanteo propio del dominicano y me mercadeó su libro de poemas asegurándome que había escrito unos versos para mi en la página 56 y me lo mostró…me pareció hermoso, pero aun así no adquirí la obra.
Seguí mi camino curioseando cada expositor y los diferentes artículos que a veces percibía nada tenían que ver con los libros, pero es parte de la oportunidad que ofrece el temporal mercado. Me detuve en el área de artesanía a disfrutar de toda una gama de productos hechos y pintados a mano tanto para el hogar como de accesorios para damas y caballeros.
Durante mi larga caminata, vi una aglomeración de personas y de fondo se escuchaba un merengue bien contagioso que producía un inquietante meneo en el cuerpo de los presentes. Me acerqué a ver de que se trataba y eran unos niños que con una güira, tambora y acordeón se robaban la atención y los aplausos de los curiosos.
La feria del libro es definitivamente una fiesta que reúne una muestra de nuestra cultura, es un paseo exquisito para compartir en familia. Hay espacios para entretenerse, facilidades y talleres educativos que ofrecen las casas expositoras, área de comida, descanso y unos pabellones hermosísimos y diseñados para crear interés a los visitantes.
Mi paseo en la feria concluyó con una vuelta en el Metro del Santo Domingo desde la estación Casandra Damirón que es la que se encuentra justo ahí en la plaza de la cultura hasta el centro de los héroes en la feria.
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3 comentarios:
Hola, Angie...
Muy bueno para la cultura y el arte de los países, que se organicen eventos tan importantes como la feria del libro que hoy nos presentas.
Es algo digno de visitar y admirar.
Mil gracias por estar y por dejar tus amables comentarios.
Un abrazo.
Yo soy un fanatico de la lectura, tengo un tiempo si leer un libro, asi que desde que tenga tiempo voy para la libreria a comprar uno.
Ando por aqui poniendome al dia con los posts, jeje.
Saludos.
http://www.freedom.ws/lary685
Este evento se ha diversificado mucho y algunos piensan que esto está provocando un desenfoque en el motivo principal de la feria que es motivar a la lectura.
El que pueda ir que aproveche, porque es divertido caminar entre tantos stands, además está todo bonito.
Gracias Rafael y Tmac por sus comentarios!
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