Esta foto la dedico a la inocencia de los niños, la belleza de su mirada y al deseo fantacioso que alguna vez hemos sentimos los mayores de volver a pertencer a ese mundo donde viven esos pequeños duendes y héroes.
Preciosa foto!!! Es tal como dice la autora, inocencia e imaginación. Los adultos perdemos esa maravillosa capacidad de fantasía y ensoñación. Quizás por eso Picasso dijo una vez que se había pasado la vida tratando de pintar como los niños!
Técnicamente la composición es impecable, todo el enmarque nos lleva al niño, que con su bracito en ángulo recto repite las líneas de la casa y crea una direccional hacia su cuerpo. La pierna hace una sutil diagonal que rompe la monotonía de lineas horizontales y verticales y los colores primarios rojo y amarillo se balancean con el interior marrón de la misma familia que los otros matices cálidos. Leves toques de azul crean el contraste necesario para que la imagen tenga variedad colorística. Finalmente, la ilusión clasicista del marco dentro del cuadro, o el cuadro dentro del cuadro, nos revela un universo interior, que traasporta nuestra imaginación hacia el interior del alma tierna del pequeño. Su mirada, en oposición a todo lo anterior, nos saca tímidamente del instante captado y nos deja pensativos, dilucidando si es timidez o la esperanza de un mejor futuro. Sin duda una obra magistral!
Enriquillo Amiama Subdirector del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Artista y crítico de arte.
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Preciosa foto!!! Es tal como dice la autora, inocencia e imaginación. Los adultos perdemos esa maravillosa capacidad de fantasía y ensoñación. Quizás por eso Picasso dijo una vez que se había pasado la vida tratando de pintar como los niños!
Técnicamente la composición es impecable, todo el enmarque nos lleva al niño, que con su bracito en ángulo recto repite las líneas de la casa y crea una direccional hacia su cuerpo. La pierna hace una sutil diagonal que rompe la monotonía de lineas horizontales y verticales y los colores primarios rojo y amarillo se balancean con el interior marrón de la misma familia que los otros matices cálidos. Leves toques de azul crean el contraste necesario para que la imagen tenga variedad colorística. Finalmente, la ilusión clasicista del marco dentro del cuadro, o el cuadro dentro del cuadro, nos revela un universo interior, que traasporta nuestra imaginación hacia el interior del alma tierna del pequeño. Su mirada, en oposición a todo lo anterior, nos saca tímidamente del instante captado y nos deja pensativos, dilucidando si es timidez o la esperanza de un mejor futuro. Sin duda una obra magistral!
Enriquillo Amiama
Subdirector del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Artista y crítico de arte.
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