19 agosto, 2008

Ángeles?

Siempre he tenido la sensación de ser una persona cuidada por algo o alguien que excede lo terrenal. A menudo doy gracias a Dios por lo privilegiada que me siento cuando se hace visible ante mí la demostración de esto que comparto con ustedes.

Hace unos años emprendí un viaje hacia Canadá, después del cansancio y estrés de unas escalas en diferentes aeropuertos de Estados Unidos, me dirigía a tomar el vuelo que daría el destino final a mi largo viaje.

Apresurada por llegar a tiempo a la lejana salida que me tocó para abordar, me subí en un autobús que hacia la ruta correspondiente dentro de la terminal. Cuando llegué al counter de Air Canadá, mostré el ticket del vuelo al asistente mientras rebuscaba en mi cartera mis pasaportes, uno vencido que tenia la visa valida de USA y el otro renovado con la visa canadiense.

Quise morir cuando me di cuenta que habia perdido mis documentos, mil cosas pasaron por mi cabeza, pero traté de reaccionar de inmediato para ver si los había dejado en el otro lugar donde abordé el autobús. Corrí de inmediato hacia el lugar con los nervios de punta y presionada por la pronta salida mí vuelo.

Mis pasaportes no estaban y mi preocupación fue aun mayor y angustiante. Moví la tierra para que las autoridades del aeropuerto estuvieran alerta, los reporté por los altoparlantes y en una oficina de la policía que allí había.

Nadie hablaba español y aunque supiera comunicarme en inglés en un momento como ese a cualquiera se le olvida hasta el nombre. Todo parecía un esfuerzo vano, no se me ocurría otra cosa que no fuera pedirles a Dios y a mi Madre (fallecida) que me ayudaran a encontrarlos.

Me sugerían que esperara al día siguiente y que hablara con mi consulado, y yo les decía no, yo quiero mis pasaportes hoy, yo no puedo quedarme aquí. Estaba toda temerosa y desesperada y hasta cierto punto enojada por la frialdad con que era tratada por esa gente. Un joven centro americano y una chica de Puerto Rico (Dos Ángeles) se me acercaban para consolarme y ofrecerme sus casas para pasar la noche porque mi vuelo me dejó. El empleado de Air Canadá (otro Ángel) escribió todo lo que me había sucedido y el porqué no pude viajar en ese avión.

Casi resignada a pasar la noche sentada en el aeropuerto, después de intentar varias llamadas fallidas a algunos amigos que vivían en USA. Un empleado uniformado parecido a un oficial de migración me permitió llamar a quienes me esperaban en Canadá y de paso me dijo que podía irme con el a su casa, que no había “ningún problema”, gentilmente agradecí su “hospitalidad” pero evidentemente la rechacé.

Pensaba una y mil veces donde pude haber perdido mis cosas y trataba de rastrear cada paso que dí antes de llegar al counter. Estaba con mi mirada triste, los dos angelitos (los dos latinos) se me acercaban y me decían:”tranquila, tranquila”.

Más con miedo que con vergüenza me dirigí nuevamente a las personas que se comunicaban con las autoridades y les pedí que llamaran para ver si tenían alguna noticia.

Parecían témpanos de hielo y era más la obligación que su deseo de ayudar que los movía a levantar el teléfono y preguntar. La policía les informó que les habían llevado unos pasaportes pero no me dieron los nombres, me fui a buscar a “mi amiga” la Puertorriqueña para que me acompañara, ella dejó solo el Stand donde trabajaba para acompañarme! Y salimos yo media muerta de frío porque mi vestimenta no era adecuada para las noches “frescas” que para mi era como un invierno.

Señores! Cuando esos policías nos mostraron los pasaportes, eran LOS MIOS!!! Estaban un poco maltratados porque habían caído al pavimento mientras abordaba el autobús aquel. Ellos me dijeron que “una persona” (otro Ángel) los había llevado.

Ya saben como fue mi reacción, total agradecimiento primero a Dios, a mi madre, a Sandra la Boricua y a todos en general!, De ahí en adelante en el rostro mío y de mis allegados fue de celebración por el feliz término de mi indeseable situación. Luego me fui corriendo de vuelta al counter de Air Canadá y le mostré al joven que ya había encontrado mis pasaportes, este muchacho fue tan humano que de inmediato me reservó asientos para el primer vuelo de la mañana siguiente.

Sandra me llevó a su casa, cenamos, dormí placenteramente luego de repasar todo lo que me había sucedido y al otro día tempranito, tomamos un autobús y un tren que nos dejó en el aeropuerto donde pude continuar con mi destino.

Sandra, donde quiera que estés Mil gracias!!!

3 comentarios:

Sandra dijo...

Ay amiga! la verdad que a ti te pasan vainas eh! cuando no es el tinaco que te azara la existencia, son casos como este, que sé a mas de uno pondría a temblar, mira que perder tus documentos de viaje en un aeropuerto no es un cachú, yo una vez pasé por una experiencia similar, pero en el aeropuerto de Atlanta, llegué y me desmonté del taxi, y cuando estaba en el counter de mi linea, cataplum! mi ticket y mi pasaje se habian quedado en el asiento del taxi, solo que para mi suerte, como soy de las personas que sale con muchisimo tiempo de antelación, llamé a la compañia de Taxi y en 20 minutos volvi a recuperar mis documentos.

Cuantas vainas!

Majarete dijo...

Esa experiencia no se la deseo a nadie. Me imagino la tension y el estres que sentia. Pero, todo se resolvio.

Trata de recordar cómo se te cayeron los papeles. Como fue que se salieron, para que no te vuelva a pasar.

Unknown dijo...

Creo q lo q te paso, fue algun favor q habias hecho con todo deseo y amor, y se te devolvio en manos d otras personas. Creo q existen angeles, creo q podemos hacer cosas lindas para los demas, sin esperar nada a cambio, d alguna forma el destino lo agradece.

Alexandra Almonte