22 agosto, 2009

Tan real como cierto...

Tenía que ir a la oficina después del mediodía y como me resulta tan tedioso salir bajo ese sol de las 12 a la calle, aproveché para hacer algunos ajustes y eficientizar mi mañana.

Programé una cita temprano en un centro de relajación del cual recibí un certificado de regalo el día de las madres de parte de mi empresa y que justo por tanto trabajo y poco tiempo, estaba a punto de vencer la fecha límite.

Mientras recibía mi masaje corporal de relajación, allá en el penúltimo peldaño del cielo, comencé a escuchar el sonido del agua. Estos centros recurren a este tipo de métodos como el de la música instrumental, el olor a pino,cascadas de los ríos, el trinar de los pajaritos, el ir y venir de las olas del mar, el viento, todo cuanto sea necesario para recrear un ambiente placentero y que justifique sus servicios.

Pero esta caída del agua que escuchaba y hasta en cierto punto creía sentir se hacía cada vez mas continua y recurrente hasta que la masajista interrumpió la sesión, me pidió excusas para salir un momento y fue entonces cuando la escuché susurrar y alertar con afán a sus otras compañeras que desde el zócalo de una bombilla estaba cayendo agua...Todo el piso del cuarto se había inundado por un problema con la tubería del tercer piso!

1 comentario:

Darío Martínez Batlle dijo...

JAJAJAJAJAJAJA; y tú en el limbo con el masaje, pensabas que eran "efectos especiales" del ambiente... guay! :D