Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada, reza un viejo refrán, pero no todos disfrutamos preparar la refrescante bebida, a lo mejor preferimos colar café porque nos satisface más o se nos hace más sencillo por nuestra habilidad.
La mayoría de gente se desenvuelve en una labor que no les agrada, que por la necesidad de subsistir tienen que hacer el oficio que sea porque como dicen: “la piña está agria” y hay que ponerle una pizca de sal para poder disfrutarla.
Muy pocos hacen lo que en realidad les gusta, lo que por vocación les fluye en las venas, me parecen privilegiados los que se ganan el pan degustando las tareas del día no importa cuan forzada sea.
A veces llevamos una larga vida sin descubrir lo que nos agrada, caemos en el pluriempleo y en el afán no llegamos a enterarnos que hicimos con mayor facilidad, que nos salió espontáneamente sin emplear negatividad y resistencia.
Si lo que nos gusta no devuelve remuneración suficiente para vivir de ello y se está dispuesto a enfrentarlo te conviertes en un Bohemio, he visto muchos así y los he admirado porque se formaron en el mundo con la convicción de seguir la corriente y disfrutar al máximo su estadía por estos predios.
Saludo los seres que cuyo reloj perece mientras se divierten en sus trabajos, pero también elogio a los que sus familias no les mendigan su valioso tiempo.
Aun con toda la inconformidad que hagamos el trabajo, con las deficiencias del sistema, las deshidratadas mejoras a los salarios que no llegan, si disfrutas o no de lo que por el momento te ha tocado ejercer, procura hacer de tu oficio una hoja de vida que en el futuro hable bien de ti y de tu eficiencia.
Que cuando estampes tu firma sea un aval de confianza de todos al verla. Que lo que confirmaste con ella sea lo que es sin dejar espacio a dudas. Que tu honradez prevalezca aun con las carencias de los que les ha tocado vivir extrayéndole el jugo a unos cuantos limones.
Y sé agradecido con Dios si todavía te caen del cielo.
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