02 agosto, 2009

La desgracia de ser un pollo...










Se han puesto a pensar en las vicisitudes por las que tienen que pasar los pollos?

Han visto cómo lo transportan del campo a la ciudad, ya sea en camiones, enjaulados en decenas de canastos amontonados donde a penas pueden respirar?

Y que les parece cuando los trasladan en motores? Amarrados por las patas y con la cabeza hacía el suelo rozando las calles y callejones, afilando sus picos con badenes y policías acostados...

En las imágenes que ven, estos hasta andan con su matador para arriba y para abajo, supongo que saben cual será su destino. Todavía es peor su tragedia al mirar la lata de agua hirviendo donde irán a parar...

Muy fuerte ser un pollo, MUY FUERTE!


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2 comentarios:

Darío Martínez Batlle dijo...

Ah, pero del picapollo no hablas, eh???

Yo, que a veces me paso de sangrú, recuerdo que un día estaba comiendo en un Victorina junto a alguien que no diré su nombre para que no haga un "Picamamey" conmigo... El caso es que la persona que me acompañaba, de una manera particular, estaba más emocionada que lo normal mientras engullía pieza y pieza del manjar... Hasta que en una le dije:

--¿No te da pena?
--¿Pena? ¿Qué cosa?
--Oh, que tú estás gozando con ese muslo de algo que hace tres meses era un pío pío...

Diablo, qué cortá de ojos!! :D

Anónimo dijo...

Yo pienso que los animales no son comida.
Parecen ser incluso mas nobles que el ser humano, porque ni siquiera buscan venganza.

saludos.