Es una tradición que año tras año va cobrando fuerza y aunque algunos llegamos a pensar que era "siempre más de lo mismo", cada época navideña los Artesanos de estos particulares adornos se reinventan ofreciendo más opciones a sus clientes.
Recuerdo que cuando pequeña los veía igual que ahora en las principales avenidas de la capital, especialmente en la Churchill. La verdad es que a mi no me gustaban mucho, pero la evolución y la variedad de los productos me hacen admirar el ingenio y talento de nuestra gente.
Ahora los veo de una manera diferente, aprecio el valor de su mano de obra, de gente humilde, laboriosa, creativa y con mucha imaginación para entrelazar cada ramita seca hasta convertirla en Renos, Burritos, Arbolitos, Estrellas, Bolas, etc. Todo lo representativo a la época.
Ver los Charamicos puestos a disposición de los transceúntes es como sentir la famosa "Brisita" que anuncia que es tiempo de Navidad!
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