28 diciembre, 2009

Come to Samaná!

.Visitar Samaná es como tener licencia para conocer el paraíso soñado. No importa cuantas veces hayas estado allí, cada viaje se convierte en una experiencia única e inolvidable

Hacía unos cuantos años que no iba a Samaná y el sábado pasado tuve la oportunidad de acompañar a mi hermana, su familia y a nuestro entrañable amigo Pedro quien está de vacaciones en el país junto a sus dos hijos, Pedro Jr. y la cariñosísima Paola!

Nos fuimos por la autopista nueva, realmente es un espectáculo recorrerla. Los paisajes son hermosos. La belleza de los diferentes entornos hace vivir un coctel de emociones. Desde Palmeras, montañas, inmensas siembras de arroz que parecen una impresionante alfombra verde que se extiende hasta lo más lejano que alcanza la vista.

Podemos disfrutar además, de un ambiente similar al del Gran Cañón, rocas que a las cuales les fueron extraído material para el relleno de ciertas áreas. Mientra observaba maravillada por el lugar, fantaseé con que en cualquier momento vería al famoso Coyote detrás de su inalcanzable presa el Corre Caminos.

Llegamos a Las Garitas, en Sánchez y fuimos recibidos con toda la amabilidad y el cariño de la familia de mi cuñada Janet que es oriunda de esa zona, nos prepararon una rica comida y luego de degustar un sabrosísimo café nos fuimos a Samaná desde donde embarcamos una yola rápida con destino a Cayo Levantado.

Otra vez nuestros ojos quedaban extasiados por el mágico azul del mar, los verdes cocoteros de la imponentes montañas, las lanchas en su ir y venir. Un crucero echó sus anclas para ofrecer a sus clientes el bello panorama y que al igual que mis acompañantes se dieran un refrescante chapuzón en las aguas cristalinas de la exuberante playa.

Después de agotar una magnífica tarde, regresamos al pueblo para caminar un poco por una nueva plaza cuya formas y colores hacen honor a la historia arquitectónica del lugar.

Al llegar a nuestro refugio nuevamente, aprovechamos para ponernos cómodos, comer algo y luego divertirnos un poco al ritmo de la música en el negocio de los padres de Janet. Ahí dimos unas cuantas lecciones de baile a Pedro Jr. quien al igual que Paola tiene facciones cien por ciento dominicanas, pero son también de sangre mexicana y no dominan por completo los bailes caribeños. Finalmente con unas cuantas contaditas y coordinaciones pudieron sacar los pasos y gozar del ambiente.

Al día siguiente sería un reto sacarle todo el provecho puesto que debíamos volver a casa en horas tempranas de la tarde, así que en cuanto pudimos nos fuimos a caminar y mostrarles a los nuestros compañeros turistas los amplísimos terrenos de la casa de la abuela de Janet, ahí conocieron las matas y sus frutos, entre ellos los de Cacao, Vija, Auyama, Mamón, Tamarindo, etc. Todo esto nos fue llevando hacía un caminito que decidimos emprender con pasión aventurera hasta ver que tesoro nos aguardaba.

Mientras avanzábamos por el estrecho camino, nos detuvimos para “marotear” matas con escasos mangos, pero que los chicos pudieron degustar gracias a la puntería de uno que dice “no tener buena vista” (Antonio), nos metimos en fangos, saltamos zanjas, nos resbalamos por el terreno húmedo, y luego de un MUY buen tramo recorrido, mi hermana Josefina gritó: “Agua a la vista!”, habíamos llegado a la playa.

La recompensa fue muy gratificante y la admiramos al máximo. Nos pasamos unos minutos respirando el aire puro bajo unos cocotales que de vez en cuando observábamos con temor a que nos “bautizaran” con un coco en la cabeza.

De ahí la ruta fue hacía un balneario llamado “La Fuente”, una piscina natural de frías y transparentes aguas que cautivó nuestro entusiasmo y una vez más nos hacía reconocer la belleza de nuestro país, los regalos que el creador nos ha dado para nuestro deleite.

Combatimos el calor bajo las refrescantes aguas de la fuente y luego nos dispusimos a volver a donde los Liriano para arreglarnos y para almorzar antes de marcharnos y conducirnos de regreso a la ciudad de Santo Domingo.

Este, sin dudas fue un fin de semana maravilloso y el cual esperamos repetir en alguna otra ocasión en la agradable compañía de Pedro, Pedrito y Paola.

Hasta pronto chic@s!!


2 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Angie:

Qué bonito lugar, se nota que la pasaron de maravilla en el paseo familiar.

¡Feliz 2010!

Abrazos.

El citadino dijo...

Me encanta Samaná :)Que tengas un lindo 2010!!
te invito a mi blog para que chequees que ciudad quiero conocer :D