29 septiembre, 2008

El divorcio en mis hijos...


El rompimiento de un matrimonio es sumamente difícil sin dudas, sobretodo cuando hay hijos pequeños que no están en la capacidad de razonar el porqué uno de los padres ya no puede vivir con ellos.

En mi caso particular, no dejó de ser una experiencia terrible aunque ya de antemano me imaginaba que todo terminaría en ese frustrante desenlace porque la relación no iba bien y creo que la juventud, la falta de madurez y compromiso era demasiado vulnerable y aunque soportamos varios años juntos fijados a una ligera esperanza de mejoría todo terminó en el divorcio.

Al principio me invadía la duda de si sería capaz de llevar por mi cuenta las riendas de un hogar, dos hijos, un trabajo, los estudios, etc. Acostumbrarme a la soledad, aunque no hay peor soledad que aquella que se vive acompañada.

Decidí darme tiempo, llorar los dias que tenia que llorar, pero mirando siempre hacia el frente, segura de haber tomado la mejor decisión para todos, convencida de que no podía hacer felices a mis hijos si ni siquiera yo lo era en mi propio techo.

Poco a poco tuve la razón, y vi que el mundo siguió girando, planifiqué mis gastos y todo cuanto necesitaba en casa, empecé a restaurar mis sueños y a ir construyendo el santuario de paz que tanto deseaba. Me place compartir con ustedes que ambos fuimos lo suficientemente maduros para entender que el amor había cesado y que cada cual podía empezar a escribir su historia individualmente sin descuidar el tesoro, el único y valedero tesoro que forjamos mientras el amor, poco o mucho nos acercó. Nuestros dos hijos.

Hoy por hoy la relación de amistad entre el padre de mis hijos y yo, es mucho mejor que la que compartimos aquellos años atados a una papel que hoy ya no existe. Hace tiempo tiene una nueva familia que dichosamente ha hecho crecer la nuestra porque su esposa es una mujer buena, sus hijos pequeños como si fueran los míos. Ellos al verme saltan sobre mí para abrazarme y besarme con ternura.

Gracias a nuestra estrategia de velar por la salud física y emocional de ellos que asumimos despues del divorcio, tenemos hijos sanos, sin celos, conscientes de cada padre tiene derecho a buscar su felicidad, se sienten apoyados en cada etapa de su crecimiento y formación, atendidos, orgullosos de lo poco común que resulta hoy día ser hijos de padres divorciados que mantienen una relación de armonía donde las diferencias ya no se discuten.

Sin dudas ha sido la mejor medicina para que no quede en ellos ni la mas mínima resaca del trago amargo que resulta ser este duro proceso en la vida de los pequeños.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No digo que el divorcio es algo bueno pero muchas veces las parejas divorciadas se llevan mejor que cuando estaban juntas; son cosas que pasan en la vida.
espero que te encuentres bien; cuando puedas visita mi blog para que veas las cosas que he publicado...cuidate! jojojo

Guido Gil Buonpensiere dijo...

Que te digo.

Al parecer tu experiencia se repite y se repite...

A mi me paso algo similar, nos quedamos juntos viviendo una hipocrecia por un periodo aproximado de 1 ano.

Un dia llegue a casa y me informaron que el amor se habia agotado. Creo que fue en la unica cosa en que ambos estuvimos de acuerdo en mucho tiempo.

Tome mis cosas y me marche...

Vivimos una pequenia guerra por unos meses, pero al final las mareas bajaron y la vida continuo.

Por momentos es mi mejor amiga, a veces es la enemiga..., a cada cual nos toca un rol que debemos desempeniar.

Las nenas estan bien, son especiales y no porque sean mias, sino por el buen cuidado y amor recibido de ambos lados.

Guido