30 septiembre, 2008
Lo bueno de estos tiempos...
Estudiante.- Psss, …te llegó la luna…
Yo.- Qué?...la luna?
Estudiante.- Si, la menstruación!
Yo.- La Menst… queeé? Qué es eso??
Estudiante.- Tu falda está manchada! mira, pero con disimulo, niña!!…
Yo.- Mi falda?... que me pasó?
Así llegó tal acontecimiento en vida! Me encontró toda ajena a lo que esto significaba porque para el 1983 cuando cursaba el 8vo grado en un liceo nocturno todavía mi madre no estaba preparada para tocar ese inevitable tema conmigo.
Recuerden todos los tabúes y cohibiciones con las que educaron a nuestros padres, a mi madre le tocó esa forma, así espontáneamente y por ignorancia lo hizo conmigo, era lo normal.
Me encontraba yo en clases y esa noche decidí no ir con el uniforme de la escuela, preferí lucir una falda amarilla con puntitos negros que tanto me gustaba. Fatal decisión!
Insistí tanto durante la clase de inglés para que la profesora me mandara a la pizarra, pero ella ignoraba mi mano levantada hasta que tocó el timbre que indicaba el recreo y salimos todos del aula.
Me entretuve leyendo el mural del recinto, conversando con unos amigos. Preferí pasar los minutos allí y no cruzar a mi casa que quedaba justo al frente.
De repente y como si se tratase de una escena de misterio, se me acercaron dos muchachas y con disimulo y muy pero muy bajito me dijeron lo del periodo en mi oído. Yo no tenía ni idea de lo que me estaba pasando, a los 13 años de mi vida nunca me había enfermado y pensé en ese momento que estaba grave!
Me había manchado mi falda amarilla, me asusté al ver la tinta roja, peor porque no me dolía nada...estaba como una tonta. Con discreción amarraron un abrigo a mi cintura para cubrirme y como escolta presidencial me cruzaron a mi casa.
Mi mamá no dijo nada, me ayudo a reponerme, me buscó unas toallitas y no tocó el tema…creo que me comentó: te llegará todos los meses, pero no me dijo el porqué.
Cuanto ha cambiado la cosa de allá para acá carambolas! Por eso es que cada tiempo tiene sus cosas buenas, hoy en día sería una ridiculez y un grave error no hablar de ello.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡Caramba! Angie...
Y yo que tengo una hija que acaba de cumplir ¡trece años..!
Saludos.
vaya premonición, ponerte esa falta justo ese día.
Publicar un comentario