Por mucho tiempo he sufrido de Onicofagia, aunque no se trata de una enfermedad sino mas bien de un mal hábito compulsivo, éste puede traer serias lesiones internas así como además, desformar los dientes y obviamente trastornar las uñas, estéticamente hablando.
Esta adicción inició en mi infancia, superó mi adolescencia y hasta la tercera y casi cuarta edad. Confieso que soy sumamente ansiosa, pero son muchos más los factores que inducen a esta fea acción.
Debo admitir que fracasé una y otras tantas veces en mi intento por dejar esta "maña", pero recaía de inmediato una vez se presentaban razones hasta un poco tontas para ponerme nerviosa.
Hace unas seis o siete semanas, decidí volver a intentarlo. No recuerdo ni siquiera cual fue la última vez que traté de hacerlo, pero puedo asegurar que mis actuales momentos de tensión son más constantes y seriamente diferentes a los del pasado, sin embargo, durante estos días he tenido un sentimiento de orgullo porque a pesar de todo lo que he estado enfrentando, poco a poco he descartado esa mala costumbre.
Estoy celebrando cada milésima de centímetro que experimentan mis uñitas y por fin puedo soltar y relajar mis manos que antes permanecían tensamente cerradas para ocultar esa imperfección tan desagradable a la vista y que causa tan mala impresión en los demás.
Estoy muy feliz por ese lado, sobretodo muy motivada y monísima con lo decentes que ven mis manos ahora. Todavía falta poquito para decir "me curé", pero vamos hacía ese camino con mucha determinación y control.
Si, se puede!
2 comentarios:
Yo no sabía que eso se llamaba así. Y hoy, viendo el juego de los Yankees versus Anaheim, creo que me metí a uñófago. Qué jueguito ni más TENSANTE!
wao! yo no sabía que se llamaba así tampoco! y qué más te digo! que me identifico! esa es también mi lucha constante! un abrazo!
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